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Mariátegui y Churata, una reunión frustrada, un encuentro en el porvenir 

Mariátegui y Churata, una reunión frustrada, un encuentro en el porvenir 

El 13 de marzo de 1930, a poco más de un mes antes de su fallecimiento y en plenos preparativos para viajar a Buenos Aires, José Carlos Mariátegui le envió una carta a Gamaliel Churata en la cual le avisa que no podrán reunirse en la ciudad de Arequipa como lo tenían planificado y le hace una serie de recomendaciones para la organización del Partido Socialista en Puno. Este artículo trata del contexto de esa frustrada reunión, la afinidad de sus ideas, la activa militancia política de varios miembros de Orkopata en el partido comunista y del derrotero de Churata tras la muerte del Amauta. 

Puno y el Perú en la década del veinte

A mediados de los años veinte Puno era una pequeña ciudad de no más de doce mil habitantes que mantenía básicamente el ordenamiento urbano colonial y servía de centro al sistema de haciendas en el altiplano (Tamayo, 1982), sistema que por esos años atravesó una crisis debido a la caída de los precios de la lana de oveja y alpaca en el exterior (Jacobsen, 2013). Desde fines del siglo XIX las haciendas se habían expandido de manera extraordinaria a costa de las comunidades campesina, provocando protestas y rebeliones especialmente entre 1915 y 1925, como la encabezada por Rumi Maki en San José (1915-1916) y la de Wancho Lima (1923) dirigida esta al abuso de los mistes (1). Estas movilizaciones seguían un guion de abuso y violencia gamonal, represión indiscriminada por las fuerzas policiales y militares y de persecución de dirigentes campesinos e intermediarios; sin lograr alcanzar sus objetivos (Tamayo, 1982).

Este ambiente agitado contrastaba con la relativa calma en la ciudad de Puno impuesta por el severo control de las autoridades del gobierno de Leguía. Favorecida por la economía lanera, la ciudad acogía a parte de las familias de los propietarios de las haciendas y también a una clase media y del artesanado que había aumentado con la llegada de inmigrantes de los departamentos vecinos. La vida intelectual en la ciudad de Puno, y en alguna medida también en las provincias, se vio beneficiada con mayor educación y el crecimiento del número de escuelas en el campo gracias a la presión de las comunidades que veían en el aprender a leer y escribir una forma para poder contrarrestar los abusos judiciales de los hacendados. 

En este contexto, un pequeño grupo de jóvenes autodidactas liderados por Arturo Peralta, que asumió el seudónimo de Gamaliel Churata, inició en 1926 un proyecto de renovación literaria combinando las formas de la vanguardia europea y la puesta en valor de las culturas de los pueblos originarios del altiplano. Habían ganado experiencia en revistas literarias como “Bohemia Andina” (1915) y “La Tea” (1917), pero su nuevo agrupamiento bajo el nombre de “Orkopata”, palabra autóctona, ofrecía un cambio sustancial. Su primera expresión fue la publicación del poemario “Ande” (1926) de Alejandro Peralta, para cuya difusión empezaron imprimir una hoja volante “Editorial Titikaka – Boletín” que se convirtió luego en “revista de colaboraciones” y devino luego en el famoso “Boletín Titikaka”. 

Puno, 1928. Foto: Hermanos Vargas.

En el país los años veinte estuvieron marcados por el Oncenio de Leguía, quien en 1919 llegó por segunda vez al gobierno ofreciendo una “Patria Nueva” con la modernización e industrialización del país en base al capital extranjero, presentándose al principio como un gobierno reformista y democratizador. Luego devino en un régimen autoritario y luego abiertamente represivo cuando la crisis económica del país se agudizó fruto del endeudamiento y la corrupción y la recesión mundial iniciada en 1929.  

En agosto de 1926, José Carlos Mariátegui tras regresar de Europa y ya comprometido con las ideas socialistas fundó la revista “Amauta” orientada explícitamente a definir una propuesta de renovación del país. En la presentación del primer número escribió: “Esta revista en el campo intelectual, no representa un grupo. Representa, más bien, un movimiento, un espíritu. A los fautores de esta renovación se les llama vanguardistas, socialistas, revolucionarios…por encima de lo que los diferencia, todos estos espíritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo” (Mariátegui, 1926). 

Encuentro epistolar y reunión frustrada

Las palabras de Mariátegui no podían pasar desapercibidas para Gamaliel Churata y los integrantes del Orkopata. Como director de la Biblioteca Municipal de Puno (2) apoyó decididamente la distribución de “Amauta” en Puno. Al respecto, Churata, siempre beligerante, le escribió en la primera de sus cartas: “No tiene U. que agradecerme por la colaboración que presto a Amauta y Minerva. Cuando los hombres se reúnen con fines humanos, la colaboración es obligatoria y entonces el agradecimiento sobra. Desde los primeros años declaré mi credo revolucionario. Cuando U. probablemente se nutría de selecta literatura, lo que sin duda le ha procurado esa admirable pureza y agilidad de su expresión, yo vomitaba (siempre sólo podré hacer eso) toda la dinamita que la esclavitud del indio producía en mis nervios…” (Carta de Churata, Puno 27 de noviembre 1926). 

Se inició así un continuo intercambio epistolar entre Mariátegui y Gamaliel Churata que se prolongó de 1926 a 1930. De esa correspondencia el actual “Archivo José Carlos Mariátegui”, iniciativa de conservación y difusión de documentos vinculados al célebre pensador peruano, guarda doce cartas, once de Churata y una de Mariátegui (3). Seguramente fueron muchas más, pues no se conocen las cartas de respuesta de Mariátegui a Churata, ni otras que se perdieron o fueron requisadas por la policía. 

Los temas de las cartas de Churata a Mariátegui fueron especialmente sobre la distribución de la revista “Amauta” en Puno, el envío de materiales literarios (como el cuento “El Gamonal” o el libro “Tojjras” con poemas de Churata), comentarios literarios y políticos, estos últimos abordados con cuidado, pues Churata era consciente de la vigilancia policial de su correspondencia (4). Un tópico interesante es el reclamo que le hace Churata a Mariátegui por no haber incluido la referencia a “Ande” en los “Siete Ensayos”. No faltan en sus cartas confidencias sobre la salud de ambos y sus planes; así Churata comenta favorablemente la intención de Mariátegui de viajar a establecerse en la Argentina, pero esto ocurre en 1927 cuando este todavía no había fundado el Partido Socialista. Son particularmente sentidas las líneas en las que, en abril de 1929, expresa su dolor por la tragedia de haber perdido sucesivamente a sus dos menores hijos (Teófano y Quemensa) y a su pareja “Brunilda” (Rosa Calderón): “Pero es que la Vida, así, con mayúscula, sigue atacando mis izquierdas revolucionarias y se ha propuesto dejarme limpio el camino de todos los seres que eran mi legado de alegría”. 

Sin duda la más importante de las 12 cartas es la última, la del 13 de marzo de 1930, la única en la cual es Mariátegui quien se dirige a Churata:

“Querido Gamaliel: No he tenido respuesta de Ud. a la que le dirigí con Valdivia, sin duda por su enfermedad, de la que hemos tenido noticia por carta de este compañero. Sé que convalece Ud. en Arequipa, donde yo me había hecho el proyecto de encontrarlo. Digo me había hecho porque no sé si podré realizar este anhelado viaje al sur. Escribo al respecto a Armando Rivera, con quien le ruego conversar” (Archivo Mariátegui: http://archivo.mariategui.org/index.php/carta-gamaliel-churata-13-3-1930 ).

Como vemos Mariátegui señala claramente que habían planificado un encuentro personal en Arequipa. Esto es corroborado por una carta del mencionado Valdivia (Víctor Valdivia Dávila) quien era un pintor de Yunguyo (Puno) y persona de confianza de Mariátegui. Valdivia, en una carta de fines de enero de 1930 que puede leerse en el anexo de este artículo, le dice a Mariátegui que Churata estaba enfermo y que “dentro de breve se trasladará a Arequipa, que es clima mejor…Creo que esto ofrecerá buena oportunidad para satisfacer ampliamente sus deseos de entrevistarse con Churata. Él ha leído su carta y agradece el obsequio. Le transmito el saludo de (Julián) Palacios y demás compañeros que rodeamos a Gamaliel Churata” (Carta de Valdivia, Puno 28 de enero 1930). 

Más aún, en una segunda carta a Mariátegui, probablemente de febrero de 1930, Valdivia reitera referencias al viaje a Arequipa recomendándole que lo haga en la primera quincena de marzo luego del tiempo de lluvias. “Lógicamente Churata le dirá lo mismo. Él se encuentra en Arequipa, en busca de mejor convalecencia. Estará allí durante un mes i de todos modos esperará su llegada a Arequipa. Suplícole me anuncia el día de su partida. Con verdadera complacencia asumiremos todo esfuerzo por traerlo i recibirlo en esta orilla titikakense” (Carta de Valdivia, Puno 19 de agosto de 1930). La carta está fechada en agosto, pero en realidad sería de febrero o marzo, pues Mariátegui falleció en abril de 1930.

En estas comunicaciones pueden verse que Mariátegui enviaba sus cartas a Churata a través de terceros, seguramente tratando de evadir la vigilancia policial de su correspondencia. Por otro lado, se entiende que la reunión con Churata era también con el grupo de sus compañeros. 

José Carlos Mariátegui, 1929. Foto: José Malanca (Archivo José Carlos Mariátegui)

Motivaciones políticas

¿Cómo así y por qué Mariátegui iba a visitar a Churata y al grupo de Puno en Arequipa? Hasta antes de conocerse esta carta, todo lo que se sabía era que su relación se circunscribía a afinidades culturales y simpatías ideológicas. Pero lo que encontramos en la carta de Mariátegui son referencias concretas a actividades políticas en torno al Partido Socialista fundado el 7 de febrero de 1928 y que permanecía en la clandestinidad. 

En ese sentido la carta de Mariátegui, que reproducimos completa en el anexo del presente artículo, dice lo siguiente:

“Con gran retraso, he recibido los últimos números del Boletín de la Editorial Titikaka. Tal vez en esta hoja se podría iniciar, con el mayor sentido pedagógico posible, cierta obra de divulgación doctrinal socialista, adecuada a la lectura en las escuelas y grupos indígenas. “El Ayllu” para todas las comunidades de la República. Pero no sabemos cuándo nuestras posibilidades económicas, siempre exiguas, nos consentirán realizar este propósito.

Trabajamos, como siempre, perseverantemente. En enero, el viaje de un comp.(compañero) del Cusco estableció cordiales relaciones entre los grupos de Lima y esa ciudad. Le adjunto la copia de tres resoluciones últimas, que se agregan a los puntos programáticos y al plan de organización del P.S [Partido Socialista]. Se ha hecho cargo de la S. G. (Secretaría General) el compañero E.R. [Eudocio Ravines] quien le escribirá en breve instándolo a que tome Ud. la iniciativa de la constitución formal del grupo de Puno, que ojalá esté integrado por indios, en la mayor proporción posible. No importa que no sea gente perfectamente adoctrinada. Basta que tenga probada y vigilante consciencia clasista y que quiera trabajar, instruyéndose al mismo tiempo que instruye a las masas”. (Mariátegui, Lima 13 de marzo de 1930)

Como puede verse Mariátegui recomienda a Churata que el “Boletín Titikaka” empiece abiertamente la divulgación de la doctrina socialista “con el mayor sentido pedagógico posible”.  Asimismo, le hace llegar tres resoluciones del Partido Socialista, posiblemente serían los acuerdos del comité central realizado el 1 y 4 de marzo referidos a la adhesión al Congreso Antiimperialista de Fráncfort, la posición del Partido Socialista frente al APRA y la creación de las secretarias de juventud y de la mujer trabajadora. (Thissen, 2017; Martínez de la Torre, 1947). 

Cabe señalar que entre los “puntos programáticos” del Partido Socialista aludidos en la carta, que seguramente le habían sido enviados anteriormente a Churata, figura especialmente el referido a la cuestión indígena y el socialismo, tema central para este y su grupo. 

“El socialismo encuentra lo mismo en la subsistencia de las comunidades que en las grandes empresas agrícolas, los elementos de una solución socialista de la cuestión agraria…el estímulo que se preste al libre resurgimiento del pueblo indígena, a la manifestación creadora de sus fuerzas y espíritu nativos, no significa en lo absoluto una romántica y anti histórica tendencia de reconstrucción o resurrección del socialismo incaico…del cual queda, como factor aprovechable…los hábitos de cooperación y socialismo de los campesinos indígenas” (Puntos programáticos, Martínez de la Torre, 1947) (5).

Mariátegui le informa también a Churata que Eudocio Ravines es el nuevo secretario general del Partido Socialista y que coordinará con él lo referido a la constitución formal de la base de Puno. Es decir, que dicha base todavía no existía, seguramente porque no todos los miembros del grupo Orkopata seguían las ideas de Mariátegui, algunos simpatizaban ya con Haya de la Torre, como es el caso de don Julián Palacios Ríos notable maestro que, junto con otros destacados indigenistas puneños, como Manuel A. Quiroga, militaron posteriormente en el APRA,

Las instrucciones organizativas de Mariátegui en la carta muestran especial preocupación por contar con militantes quechuas y aymaras: “No importa que no sea gente perfectamente adoctrinada. Basta que tenga probada y vigilante consciencia clasista y que quiera trabajar, instruyéndose al mismo tiempo que instruye a las masas”. Lo cual es coherente con la importancia que Mariátegui atribuía a los pueblos indígenas en la revolución socialista, tanto por su compromiso, como por sus ancestrales prácticas comunitarias (6). 

La carta se extiende a otros temas entre los que destaca el viaje de Mariátegui a Buenos Aires, invitado por la revista “La Vida Literaria”, y que “animado por Waldo Frank, he resuelto aceptar, a fin de que en una clínica bonaerense se me practique al fin la aplicación ortopédica que necesito para salir de esta ya insoportable inmovilidad en una “chaisse longue” o una silla de ruedas”. 

Sería este viaje el motivo principal para descartar la reunión en Arequipa; aunque quizás en algún momento Mariátegui pensó pasar por allí en ruta hacia Puno y la capital argentina. Sin embargo, su estado salud y sobre todo sus planes para dictar conferencias en Santiago de Chile y reunirse con los exilados peruanos para ganarlos al Partido Socialista hicieron que la reunión finalmente se frustre.  

Se ha dicho que el viaje de Mariátegui a Buenos Aires formaba parte de una retirada planificada del Perú y de distanciamiento del partido que fundó principalmente por sus discrepancias con la Internacional Comunista en relación al nombre del partido y otros aspectos que estaban en plena discusión (7). Pero, lo cierto es que para Mariátegui esas discrepancias no fueron obstáculo para que él mismo presentara en las reuniones del comité central del partido, realizadas a principios de marzo de 1930, la moción para la incorporación del Partido Socialista a la Internacional Comunista, algo que por lo demás estaba acordado desde la fundación del partido en 1928, por lo cual miembros del Partido Socialista habían asistido a eventos de la internacional en Moscú, Buenos Aires y Montevideo. 

En cualquier caso, el sentido de su viaje lo explicó claramente Mariátegui en su carta pública en la revista “Repertorio Americano”, luego del segundo asalto a su casa, en noviembre del 1929: 

“Mi primera determinación fue pedir mis pasaportes para Buenos Aires. Luego he vuelto a mi decisión de hace dos años, después de otra agresión. La de combatir por mis ideas en el Perú mientras sea en algún modo posible. Tengo derecho a un poco de descanso y a un periodo de tranquilidad. Pero no quiero que se piense que abandono el campo. El rol de deportado o exilado es más fácil, pero a mí me ha atraído siempre lo difícil (Carta de Mariátegui del 26 de noviembre, citada por Thissen, 2017).

Gamaliel Churata en la biblioteca municipal de Puno, 1929. Foto: José Malanca (comunicación verbal de José Luis Ayala)

Orkopata despide a Mariátegui y se funda el partido comunista en Puno.  

No se conoce de ninguna respuesta o acción de Churata frente a la invitación de Mariátegui para formalizar el partido socialista en Puno y los otros temas planteados en la carta. Sin embargo, quizás tomando lo señalado en el programa del Partido Socialista, Churata escribió en marzo 1930 un artículo particularmente radical en “La Voz del Pueblo”, periódico publicado por el entonces joven intelectual azangarino Lizandro Luna.  

“No hay esperanza para esta República, desarticulada y simiesca, sin que las generaciones de hoy, las que actúan, comprendan que nuestro problema básico es el agrario, y que éste no se soluciona si no se acaba para siempre con el gamonalismo, en todas sus formas, pero sobre todo en su forma económica, y se devuelve la tierra a quienes saben trabajarla y la trabajan hace tantos siglos… La orden del día, por tanto, de nuestra generación, no puede ser sino esta: LA TIERRA PARA LOS INDIOS” (Churata, 1930a).

El 5 de abril 1930 Mariátegui fue internado en la clínica Villarán aquejado por una fuerte infección. En esa época no se contaba con antibióticos efectivos en Lima, por lo cual falleció el 16 de abril, tenía 35 años. José Luis Ayala en uno de sus libros (2009) ha recogido la conmoción que la noticia causó en el sur peruano y en particular en los grupos con los cuales Mariátegui había tejido una relación en Cusco, Arequipa y Puno (8). El “Boletín Titikaka” publicó un número especial, el último, en junio de 1930, con artículos de Vicente Mendoza Díaz, Víctor Valdivia Dávila, Fernando Tapia y otros; figuran también tres poemas en quechua y aymara de Rodríguez Aweranqa, Inocencio Mamani y Manuel Alka Camacho. Se hizo también un homenaje a Mariátegui en el auditorio de la municipalidad de Puno, actividad que fue uno de los motivos para el despido de Churata de su cargo en la biblioteca municipal, según lo señala Cuentas Ormachea (Ayala, 2017).

En agosto Churata escribió en “Amauta” un largo artículo de homenaje de despedida a Mariátegui en el que dice:

“Hay que tener la honradez radical de reconocer que en el cuerpo misérrimo de José Carlos se cobijó la más generosa capacidad indoamericana para el preludio beethoveniano y la esperanza popular. Importa decir que en su valentía y en su amargura ha nacido una nueva conciencia para el Perú. No excede, por tanto, afirmar, que sobre el sepulcro del compañero no cae el silencio de la muerte, sino florece el Porvenir” (Churata, 1930b) (9). 

En julio de 1930, llegó a Puno Sergio Caller de la célula comunista del Cusco que desde enero de ese año se había adscrito al Partido Comunista, nombre que para entonces había adoptado el partido que fundó Mariátegui, y que se había afiliado a la Internacional Comunista. Caller (2006) recuerda en sus memorias que fue bien recibido por Churata y sus compañeros: “Llegamos al baluarte de Orqopata. Díaz Bedregal me presentó al eminente Gamaliel Churata quien en la grandeza de su modestia brindó la sencilla cordialidad de su bienvenida”. En la reunión Demetrio Peralta y (Mario) Franco Hinojosa solicitaron integrar la célula del partido comunista propuesto por Caller, contando con la conformidad de Churata. Sin embargo, este se excusó de formar parte de la célula. Churata “me felicitó por el camino que había iniciado, asegurando que se consideraba integrante de la célula, pero su militancia la reservaba hasta cuando fuera posible concluir los compromisos que se había impuesto; de momento cooperaria con un aporte económico eventual” (Caller, 2006). La célula inicial estuvo presidida por Sergio Caller como secretario general, Demetrio Peralta (hermano de Churata) secretario de organización, (Mario) Franco Hinojosa secretario de propaganda y Carlos Pacho (asistente de Churata) como secretario de disciplina. 

Apenas iniciaba sus trabajos la célula de Puno, cuando en agosto de 1930 se produjo el golpe de Sánchez Cerro inaugurando el “tercer militarismo” en nuestro país, como la llamó Basadre. Inicialmente tuvo gran respaldo popular por haber terminado con el gobierno de Leguía y perseguir a sus socios. Además, suprimió la nefasta Ley de circunscripción vial con la que se obligaba a la población indígena a trabajos forzados. Pero nuevas asonadas militares lo obligaron en marzo de 1931 a dejar la presidencia a una Junta de Gobierno. 

Según testimonio de Cuentas Ormachea (Ayala, 2017), con el ingreso de las autoridades sanchecerristas en Puno, en setiembre de 1930 se despidió del “Glorioso Colegio San Carlos” al profesor Enrique Gallegos, leguiísta, muy estimado por los estudiantes que iniciaron entonces una huelga. Desde los periódicos se acusó, aparentemente sin razón, a Churata y a Julián Palacios de estar tras la revuelta estudiantil, por lo cual Churata se vio obligado a defenderse publicando un boletín titulado “Croad Sapos” (Churata, 1930c). Allí se muestra favorable al golpe militar de Sánchez Cerro, quizás tratando de evitar su inminente represión, y a favor del APRA: “El Gobierno de Sánchez Cerro no va a dejarnos una montaña de oro ni a cruzar el territorio de ferrocarriles. Hará algo más hondo: nos dejará conciencia nacional, sentidos y sentimiento de libertad. Organizará nuevos partidos. Yo ofrecería este esquema del segundo acto de nuestro episodio político: MILITARISMO más APRISMO igual Gobierno del Pueblo”. Llama socialista al APRA y se reclama él mismo socialista: “Y no acompañé a Leguía por antileguiísta ¡entenderlo!, sino por socialista. He aquí la diferencia”. 

Dichas afirmaciones han llevado a sostener que Churata fue aprista, habiendo dicho además que “el único socialismo que nos conviene es el de Haya de la Torre: el aprismo. Doctrina continental y solución nacional”. Sin embargo, no hay que dejar de tener en cuenta que con “Croad Sapos” buscaba protegerse de las represalias de las autoridades. Al respecto, Enrique Cuentas Ormachea, su colaborador en la biblioteca municipal, señala que intrigado por la fórmula “MILITARISMO más APRISMO igual Gobierno del Pueblo” le preguntó a Churata que era el aprismo, y este le respondió: “Es el socialismo de Haya de la Torre, pero no hagas caso, yo he puesto eso solo para salir de este embrollo, no creas que tengo simpatía por Haya, nosotros tenemos que pensar en una doctrina más radical” (Ayala, 2017).  Unos años después en una entrevista, diría “el APRA no solamente no es un partido revolucionario ni de izquierda: es un partido que representa el colonialismo de la costa” (Churata, 1936). 

Churata y Aida Castro. Circa 1932. (Archivo Pedro Pineda Aragón)

Churata en las movilización y bajo el radar de la Internacional Comunista

Pero, la represión lo alcanzó de todas maneras. Siendo todavía director de la biblioteca municipal Churata fue vigilado e incluso detenido y su casa fue asaltada por la policía y requisada su biblioteca en más de una ocasión. A pesar de todo siguió realizando actividades entre gremiales y políticas. Así el 12 de abril de 1931 con motivo de la fundación de la Federación Departamental de Trabajadores de Puno, promovida por el grupo comunista de Puno, y tras un concurrido desfile por las calles de la ciudad, Churata disertó públicamente sobre “el papel del proletariado en la lucha de clases” (Gutiérrez, 1986). 

Esta participación fue celebrada por el grupo comunista del Cusco que lo consideraba un “destacado intelectual y escritor” (Gutiérrez, 1986). Churata también participó en el mitin por el 1 de mayo de 1931, dato recogido en un informe del representante del buro sud americano de la Internacional Comunista en el Perú (tal vez Eudocio Rabines o alguno de los emisarios argentinos del buro que estuvieron en el Perú) señalando que en esa ocasión se realizó un gran mitin en Puno, en el cual se habló en castellano, quechua,  aymara. El informe señala que “hay un poeta, Churata, de gran desorientación política, pero de mucha influencia entre los indios que trabaja por nosotros”. Al respecto, evidenciando ciertas diferencias con Churata, el texto acota “El compañero que está en el Sur, debe ir allí a enderezar un poco la línea” (Jeifets, V. & Schelchkov, A.; 2018) (10). 

Tras estas actividades Churata fue detenido e incomunicado en la prefectura de Puno por 38 días y, junto con Julián Palacios Ríos, estuvo a punto de ser enviado a la selva de Madre de Dios donde funcionó una prisión desde julio de 1931. Según cuenta Darío Palacios Ríos, hermanastro de Julián, ambos se salvaron circunstancialmente de ser llevados por estar enfermos (Ayala, 2017). Despedido de la municipalidad de Puno, Churata laboró en diversos trabajos, entre ellos en el levantamiento del catastro de tierras en el departamento. 

El grupo comunista que dejó formando Caller en Puno estuvo muy activo entre 1930 y 1932, llegando a organizar núcleos partidarios en Ilave, Capachica, Huancané, Moho, Azángaro y otros lugares, y varios comités provinciales, así como el llamado “grupo rojo” en el Colegio San Carlos (Caller, 2006). Aida Castro, militante del grupo comunista del Cusco quien llegó a Puno en octubre de 1930 y se casó al poco tiempo con Gamaliel Churata, realizó un destacado trabajo en la organización y formación de las mujeres del campo.

En buena parte de esta labor no estuvo presente Sergio Caller,  quien luego del golpe de Sánchez Cerro (agosto de 1930) fue detenido y llevado a la cárcel de “El frontón” en el Callao, donde permaneció hasta noviembre de 1931 en que fue amnistiado tras las elecciones generales convocadas por la Junta de Gobierno y en las cuales ganó Sánchez Cerro, venciendo a Víctor Raúl Haya de la Torre, en medio de acusaciones de fraude. El Partido Comunista levantó una candidatura presidencial simbólica en la persona de Eduardo Quispe Quispe, quechua hablante de Santiago de Pupuja (Puno) al haber sido rechazada la inscripción del partido por el Jurado Nacional de Elecciones (Gutierrez,1986).

Sergio Caller volvió a Puno a fines de febrero o principios de marzo de 1932, acompañado de Vicente Mendoza Díaz, joven abogado de Huancané, quien se incorporó al partido y lo conduciría en los siguientes años, teniendo a su lado a su hermano Julio. Ambos tuvieron una destacada trayectoria política en el departamento. Caller (2006) tenía el propósito de que Vicente Mendoza Díaz fuera el secretario general del Partido Comunista en Puno y que Churata asumiera la presidencia. Sin embargo, a diferencia de la primera vez que llegó a Puno, Churata lo recibió de forma más bien agria:  

“Gamaliel Churata me recibió alterado. Se levantó de su mesa de trabajo con expresión hosca, sin recibir mi saludo. Existiendo una relación de principios superiores a los de una simple amistad pensé que esta no podía concluir de ese modo. Considere su gesto como un arrebato momentáneo que no demoraría en rectificarse. Al ver a Aída -co militante en los regionales (del Partido Comunista) en Cusco y Puno- intenté felicitarla por su matrimonio (con Churata), pero cuando me aproximaba a ella, se volvió de espaldas y me detuve totalmente desairado” (Caller, 2006).

En su testimonio Caller no explica la razón de la reacción de Churata, la memoria puede ser frágil y a veces selectiva. Podemos suponer que algo tendría que ver el hecho de que Demetrio, el hermano de Churata, había sido detenido y enviado a fines de 1931 o principios de 1932 a la prisión de Madre de Dios y que Churata mismo había sido acusado de comunista, detenido y casi enviado también a dicha prisión. Quizás el rechazo de Churata y de Aída se debió también a discrepancias con determinadas orientaciones de la dirección del Partido Comunista en Lima o en Puno, aunque hay que tener en cuenta que hasta principios de 1932 éste último estuvo bajo la conducción del entorno de Churata. 

Legitimado por su elección, Sánchez Cerro y las autoridades bajo su mando desataron un accionar represivo y fascista. Por algo 1932 es conocido en la historia peruana como “el año de la barbarie”. Se persiguió brutalmente a apristas y comunistas y dirigentes populares bajo la “Ley de Emergencia”, en Puno decenas de ellos fueron detenidos, muchos de ellos fueron llevados a las prisiones del Frontón y Madre de Dios. Dicha ley autorizaba al gobierno a imponer sanciones desde multas hasta la expatriación, pasando por el encarcelamiento y la suspensión del derecho de reunión y la clausura de sindicatos y asociaciones, etc. (11). La represión se mantuvo por quince años bajo las férreas dictaduras militares de Sánchez Cerro y Benavides y el gobierno conservador de Manuel Prado. 

El “Boletín Titikaka”. Número dedicado a José Carlos Mariátegui, 1930.

En este contexto, y tras ser amenazado con la prisión, Churata se vio obligado a partir a Bolivia en marzo de 1932. Su exilio duró 32 años y estuvo lleno de vicisitudes. Trabajó como periodista, siempre beligerante, y tuvo momentos de encumbramiento como cuando asesoró y fue amigo de los presidentes izquierdistas José David Toro, Siles Zuazo y Víctor Paz Estensoro. Pero también atravesó graves problemas cuando el empleo fue escaso, o fue perseguido por grupos fascistas y reprimido por apoyar a los gobiernos de izquierda. Si bien no desarrolló una propuesta política propia, como la que prefiguraba en sus años de Orkopata en torno a un socialismo de raíces andinas, su colaboración con las medidas de corte indigenista y nacionalista de los presidentes mencionados en la educación y reforma agraria, reflejarían en parte sus postulados (Portugal, 2018).

Pero su mayor logro fue la culminación y publicación de su libro “El pez de oro” (1957) y la escritura de “Resurrección de los Muertos” y otros textos que siguen rescatándose y que subvierten la racionalidad instrumental occidental y ofreciendo una forma americana, propia, de ver el mundo.

Encuentro en el porvenir

Si bien la reunión entre Mariátegui y Churata no se produjo, la verdad es que el fecundo encuentro de ambos se había desarrollado a través de sus cartas y también de los textos y publicaciones que compartían. Churata publicó en Amauta cuentos, poesía y artículos (12) como “El gamonal” (1927) que tiene un evidente mensaje político: “estos levantamientos son el anuncio de uno mayor que cundirá con proporciones dantescas luego que haya llegado el dolor a sus límites, para imponer, por vez, primera, un poco de justicia social y económica …Es pues, forzoso reconocer que estos llanos del Titikaka engendran buen número anarquistas, pero, que todo ello cuaje en beneficio de una revolución humana…”. 

 Fue un encuentro fecundo para ambos. Entre 1926 y 1930, Mariátegui maduró su concepción de un socialismo “sin calco ni copia”, concibiendo como una de sus bases fundamentales el “socialismo práctico” supérstite en las comunidades de la sierra y practicado por los millones de quienes formaban los pueblos originarios. De esta manera para Mariátegui el socialismo es parte del pasado/presente andino, configurando una modernidad diferente. Como señala Cornejo Polar “la tesis mariateguiana propone una alternativa anti dogmática: no hay una sino muchas modernidades, y varias maneras de llegar a ese punto, y dentro de aquéllas es insensato no incluir la opción de imaginar y realizar una modernidad de raíz y temple andinos” (Cornejo Polar, A. 2003). 

A ese pensamiento abonaba el conocimiento y la acción de los indigenistas de la época como Luis E. Valcarcel y, para mencionar sólo algunos de los puneños, Emilio Romero, José Antonio Encinas, Chuquihuanca Ayulo, Carlos Condorena, Ezequiel Urviola y el propio Gamaliel Churata y su grupo. Churata y los Orkopata si bien priviligiaban una perspectiva cultural y estética, esta confluía bien con la movilización de lo indígena y la acción política de Mariátegui. Así, por ejemplo, en el primer número del “Boletín de Defensa Indígena” que empezó a salir con “Amauta” los análisis y denuncias contra el gamonalismo son acompañados por el “El Gamonal” de Churata, cuento en el que, a diferencia de la literatura de denuncia del indigenismo clásico, los quechuas y aymaras logran castigar a su explotador.    

Por su parte, para Churata y los Orkopata las definiciones políticas que iba alcanzando Mariátegui fortalecieron su afirmación de lo indígena en sus obras vanguardistas y en su identificación con un socialismo andino o indoamericano. Invocaron así a Mariátegui como su referente al cerrar los primeros 24 números del “Boletín Titikaka” en agosto de 1928 (13); además, Emilio Armaza, uno de sus miembros, sostuvo en el boletín: “Nunca creímos que las tendencias socialistas hubiesen venido de Europa. Socialistas somos nosotros por espíritu de raza y sugerencia telúrica” (Armaza, 1928).  

Mariátegui avanzó en cuestionar el pensamiento marxista de la época al proponer un socialismo con base en el comunismo agrario indígena, cuestionando así las rígidas etapas en que los marxistas dividían la historia y abriendo la posibilidad de pensar en el paso de una sociedad semifeudal como era el Perú de esos años a un socialismo indoamericano. Churata llegó a simpatizar con esa fórmula, pero fue más allá interpelando desde las categorías de los pueblos quechua y aymara (el rol del mito, el tiempo no lineal, la vida de los ancestros, la centralidad de la naturaleza) la propia racionalidad del pensamiento occidental, tal como lo explican hoy diversos autores. 

En una entrevista en Bolivia, Gamaliel Churata (1936) dijo “no queda otro camino que peruanizar el Perú, como quería Mariátegui, lo cual implícitamente quiere decir: andinizar el Perú”. Un mismo sueño que al seguir vigente los ha deja unidos en el Porvenir. 

NOTAS

[1] Movimientos liderados o respaldados por Carlos Condorena Yujra, Rita Puma (Wancho Lima), Ezequiel Urviola, Manuel Z. Camacho y Telesforo Catacora, entre otros, que contaron con el apoyo de una hornada de indigenistas puneños como Francisco Chuquihuanca Ayulo, Manuel A. Quiroga, Julián Palacios Ríos, Eduardo Pineda Arce, Frisancho, entre otros (Ramos, 2016).

[2] Churata ingresó a trabajar como bibliotecario en enero de 1920 y pocos meses después fue nombrado Oficial de la Biblioteca y Conservador del Museo Municipal de Puno, siendo despedido en 1931. Llama la atención su larga permanencia en un puesto designado por alcaldes leguístas pues no hubo elecciones municipales bajo el gobierno de Leguía (Ramos, 2015). Churata habría obtenido el cargo gracias a la amistad de su padre con el alcalde Manuel Armaza, ambos evangélicos (Testimonio de Ricardo Arbulú Vargas en Ayala, 2017); y también por cierta apertura de las autoridades con los sectores indigenistas que en un primer momento apoyaron a Leguía. Churata desde su puesto en la biblioteca fomentó entre los jóvenes el estudio auto dicta y su acceso a libros y revistas de vanguardia.  

[3] Además de éstas doce cartas hay dos misivas a la administración de la revista Amauta.  El Archivo José Carlos Mariátegui (2022) en línea guarda otras cartas a Mariátegui de personas del entorno de Churata como Emilio Vásquez (3 cartas), Mateo Jaika (1), Emilio Armaza (1), Luis de Rodrigo (9), Víctor Valdivia Dávila (2), Alejandro Peralta (2) y también de otros puneños como Chukiwanqa Ayulo (2), Alberto Cuentas Zavala (2), Luis N. Chevarria (1), Pedro Salcedo (1) de la Federación de Campesinos de Puno, Samuel Ramirez (1) y otros.

[4] Así, por ejemplo, en carta del 2 de julio de 1927 Churata dice a Mariátegui: “A correo siguiente escribí dos cartas, una dirigida a Ud. y otra al amigo que le indico. Si hasta ahora no ha llegado nada a su poder, es seguro que estará en manos de la Policía. Suponiéndolo, nada deslicé en esas comunicaciones que no fuera perfectamente inocente”.

[5] El programa incluyó también un conjunto de reivindicaciones inmediatas como la “abolición de la conscripción vial”,  “dotación a las comunidades de tierras de latifundios para su distribución entre sus miembros en proporción suficiente a sus necesidades”, “expropiación, sin indemnización, a favor de las comunidades de fundos de todos los conventos y congregaciones”, “derecho de los yanaconas, arrendatarios, etc que trabajen un terreno más de tres años consecutivos, a obtener la adjudicación definitiva…”, entre otras .

[6] En “El problema de las razas en América Latina” elaborado por Mariátegui para la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana en Buenos Aires (1929) dice: “una conciencia revolucionaria indígena tardará quizás en desarrollarse, pero una vez que el indio haya hecho suya la idea socialista, la servirá con una disciplina, una tenacidad y una fuerza en la que pocos proletarios de otros medios podrán aventajarlos”. Asimismo, que “Nosotros creemos que entre las poblaciones “atrasadas” ninguna como la población indígena incásica, reúne las condiciones tan favorables para que el comunismo agrario primitivo, subsistente en estructuras concretas y en hondo espíritu colectivista se transforme bajo la hegemonía de la clase proletaria, en una de las bases más sólidas de la sociedad colectivista”.

[7] La idea del repliegue de Mariátegui a Buenos Aires por razones políticas y no sólo por su salud, ha sido sostenida por Flores Galindo en su libro “La agonía de Mariátegui” y seguida por otros estudiosos. La edición conmemorativa del libro (Flores Galindo, A., 2021) recoge varios de los cuestionamientos a esa idea, a los que habría que sumar lo señalado por Thiessen (2017). Desde nuestro punto de vista, lo que hace totalmente improbable ese plan, es el perfil ético de Mariátegui que impide pensar que un tema tan importante no lo hubiera discutido transparentemente al interior del Partido Socialista o al menos con sus compañeros más cercano, ninguno de los cuales ha dado testimonio de conocer dicho plan. El contenido de la carta a Churata revela que hasta el último Mariátegui siguió trabajando por consolidar el partido que fundó. 

[8] Inocencio Mamani, dramaturgo quechua, cuenta que al conocer la noticia el grupo Orkopata se reunió y se le hizo un pago a la tierra a cargo de un yatiri (sabio) de Charazani. Luego habló Churata “nos hizo reflexionar y comprometer a seguir las huellas de Mariátegui, Churata lloro, lloró varias veces lamentando la muerte de su amigo tan querido. Chajchaba coca, tomaba unos tragos y se puso a hablar hasta tarde” (Ayala, 2009).

[9] En una interesante síntesis ideológica Churata dice también en el artículo: “Concedido que este momento peruano esté fuertemente influenciado de indigenismo tenemos que reconocerle, llanamente, las características de una biología nacional en presuroso devenir…en este movimiento cabe holgadamente el marxismo de Mariátegui; la interpretación histórica de Valcárcel, lo que es más, una solución de continuidad inspirada en su enseñanza; y la transformación étnica que propugna Uriel García, en que es factor operante el complejo telúrico, pues, como es de rigor, estos dispositivos concurren a la formación de una entidad revolucionaria dentro de formas nacionales”.

[10] El texto es el siguiente: “CARTA DEL REPRESENTANTE DEL B.S.A. (Buro Sudamericano) DE LA I.C. (Internacional Comunista) EN PERU Lima, 11 de mayo de 1931. Queridos amigos: …PRIMERO DE MAYO.  En Arequipa hicieron los actos en los sindicatos, no habiendo hecho lucha por ganar la calle.  En Puno hubo un grandísimo acto con mucha participación de los indios, en el cual se habló en castellano, quechua,  aymará  habiéndose proclamado la candidatura del compañero Quispe a la presidencia de la Republica.  La prensa burguesa local ha dado gran trascendencia a la cosa.  En Puno, hay un poeta, Churata, de gran desorientación política, pero de mucha influencia entre los indios que trabaja por nosotros.  El compañero que está en el Sur, debe ir allí a enderezar un poco la línea. En “El Frontón” los presos editaron un número del periódico e hicieron huelga de hambre por 24 horas, presentando sus reivindicaciones de trato,  etc”.

[11] Un ejemplo de la aplicación de la mencionada ley en Puno es la represión de los primeros sindicatos de maestros, como en el caso del sindicato de maestros de Ayaviri (Puno) fundado en mayo de 1931 por José Portugal Catacora, Mercedes Bueno Morales, José Yaqueto y Natividad Tapia. Portugal Catacora, destacado pedagógo puneño, cuenta lo siguiente. En 1932 “un decreto supremo disolvió la Federación Nacional de Maestros Primarios en Lima, quedando por tanto los sindicatos provinciales desvinculados, privados de toda acción social y respaldo alguno. Por otra parte, el compañero José Yaquetto fue traslado a la provincia de Lampa, inconsultamente, y la compañera Tapia fue separada de su puesto”. El sindicato publicaba “El Educador Andino”, uno de cuyos números “fue considerado como de contenido de ideas alarmantes, a Alfredo Macedo y mi nos aplicaron la ley marcial con quince días de prisión o el pago de una multa equivalente a cinco soles por cada día de prisión”. (José Portugal Catacora, 1980).

[12] Publicó en “Amauta”: “El Gamonal” (Números 5 y 6 de enero y febrero de 1927); “Tojjras” (Número 18, octubre 1928); “Posibilidad vernacular en la pintura de José Malanca” (Número 19, noviembre 1928; “Elegía plebeya por la compañera que murió imilla” (Número 23, mayo de 1929); Elogio de José Carlos Mariátegui” (Número 32, agosto-setiembre 1930).  

[13] En esa ocasión se publicó en el Boletín Titikaka el siguiente texto: “En 1926 iniciamos la publicación de esta hoja con la finalidad de acendrar el movimiento indígena de la literatura peruana … Este movimiento —osmótico— devino teatro neokeswa con Inocencio Mamani, sentimiento dramático con la compañía “Orko-pata”, invasión de la ciudad por el joven indio y formas de lucha reivindicatoria del ayllu; móviles que son la raíz ideológica de los trabajadores que actúan a nuestro lado, y cuyas manifestaciones comienzan a ser tenidas en cuenta (Conf. “7 Ensayos” de José Carlos Mariátegui)” (Churata, 1928)

NOTAS BIOGRÁFICAS

Víctor Valdivia Dávila. Pintor de Yunguyo (Puno), colaboró en la revista “Cunan” publicada en el Cusco en los años 1930 y 1931 dirigida por Manuel Domingo Pantigoso. Allí escribió “El agrupamiento como signo de avance social” (N°2) y “Arte humano y artes de clases, fragmentos de un estudio” (N° 5). Churata escribió “Guillermo Buitrago y la endolatría americana” en el número N° 5 de la revista. Valdivia también escribió en el último número del “Boletín Titikaka”.

Armando Rivera. Junto con Antero Peralta, César Atahualpa Rodríguez y Guillermo Mercado publicó la revista “Chirapu” (1928) del grupo “Los Zurdos” en Arequipa. Churata publicó artículos en esta revista. Este grupo fue la base para la formación de los partidos aprista y comunista en Arequipa; siendo Guillermo Mercado el primer secretario general del APRA en Arequipa y Carlos Oquendo de Amat del Partido Comunista (Kapsoli, 1984). 

Eudocio Ravines Pérez (Cajamarca, 1897 – México, 1979). Político, escritor y periodista. En 1928 desterrado por el gobierno de Augusto B. Leguía, formó parte de la célula aprista en París, junto a César Vallejo y Armando Bazán. En 1929 renuncio y convirtió en militante comunista. Volvió al Perú en 1930 y fue secretario general del Partido Socialista, que tras la muerte de Mariátegui se convirtió en Partido Comunista Peruano (Tauro del Pino, A., 2001). En 1930 fue deportado a Bolivia y reingreso clandestinamente al Perú con apoyo del grupo de Puno, aunque no se detuvo en esta ciudad pasando en tren al Cusco (Caller, 2006). Fue detenido varias veces (1930, 1932, 1933). Después de ser condenado a la pena de muerte, escapó de la cárcel (1933). Por encargo de la Internacional Comunista apoyó en Chile la formación del Frente Popular (1934) y fue Comisario Politico en la guerra civil española. En 1936 dejo la secretaria general del Partido Comunista Peruano a Julio Portocarrero (Jeifets, 2015). Su posterior expulsión y conversión al anticomunismo lo desacreditó, a pesar de la importancia de su participación en la política en los años 30 y 40 en el Perú, España y Chile como funcionario de la Internacional Comunista. 

Sergio Caller Zavaleta (Cusco 1905 – 2009). En 1926 fundó junto con Julio Gutierrez y otros la primera célula comunista del Cusco; fue miembro del Grupo Ande y la revista Kuntur. En los años 30 estuvo preso en Puno y El Frontón (Callao). En 1942 es elegido concejal de la Municipalidad del Cusco y en 1945 diputado comunista en la lista del Frente Democrático Independiente que llevó a la presidencia a José Luis Bustamante (Caller, 2006). 

Aída Castro. Cusqueña, hija del músico y periodista José Castro. Estudio en la Universidad Nacional Santiago Abad del Cusco. Militante del Partido Comunista del Cusco partió a Puno en 1930 para trabajar con las mujeres del campo. Se casó con Gamaliel Churata y lo acompañó a Bolivia en 1932, donde falleció víctima de una enfermedad en 1939 (Vilchis). Era hermana de Elsa Castro la esposa de Alejandro Peralta hermano de Churata. 

Demetrio Peralta Miranda (Kunurana). Hermano menor de Arturo Peralta (Gamaliel Churata) y Alejandro Peralta. Hizo los grabados de la revista “Boletín Titikaka”. Fue grabador, pintor, pionero de la historia infantil en los años 40 y pintor de azulejos artísticos (Reynoso, 2021). Miembro fundador del Partido Comunista en Puno en 1930, fue detenido por la represión del gobierno de Sánchez Cerro en 1932 y enviado a la prisión de Madre de Dios por año y medio. De acuerdo a Caller (2006), Demetrio Peralta aportó sus habilidades artísticas en la labor proselitista elaborando un juego de postales de contenido político de manera que con el “álbum gráfico en mano, al término de un mes alcanzamos una afiliación de la primera cincuentena de indios quechuas y aymaras”. Falleció en Lima en 1971.

Alejandro Peralta Miranda (Puno, 26 de abril de 1899 – Lima 29 de junio de 1973). Publicó “Ande” en 1925 en la Editorial Titikaka y para cuya difusión se inició el “Boletín Titikaka”. Autodidacta como Arturo lo acompañó en sus aventuras literarias, fue destacado escritor de la vanguardia peruana. Trabajó desde muy joven en la Caja de Depósitos y Consignaciones en la sucursal de Puno y luego en Cusco, Iquitos y Lima. De Ande dijo Mariátegui: “Su libro es la más afinada e inspirada creación de poesía andina. Es U. el poeta más moderno, “occidental” de los andes primitivos, hieráticos, y por ende un poco oriental. Nos ha dado U. , al mismo tiempo que una magnífica y acrisolada obra de arte, un fehaciente testimonio de un Perú Nuevo” (Boletín Titicaca, N° 3. 1926). 

REFERENCIAS

Archivo José Carlos Mariátegui. En línea http://archivo.mariategui.org/index.php/jose-carlos-mariategui-fondo

Ayala, J.L. (2017). Innata vocación del escritor Gamaliel Churata. Pakarina ediciones.

Ayala, J. L. (2009). Mariátegui y la inteligencia andina peru-boliviana. El amauta frente a la guerra del Chaco. Editorial ArteIdea.

Armaza, E. (1928). Confesiones de izquierda. Boletín Titikaka, diciembre 1928.

Ver También

Cornejo Polar, A. (2003). Escribir en el aire ensayo sobre la heterogeneidad sociocultural en las literaturas andinas. Centro de Estudio Literarios ACP. 

Caller, S. 2006. Rostros y rastros: un caminante cusqueño en el siglo XX. Fondo editorial del Congreso. 

Churata, G (1927). El Gamonal. En “El Gamonal y otros cuentos”. Wilmer Kutipa Luque. 2013.

Churata, G. (1928). Primer tramo de Titikaka. Boletín Titikaka, agosto 1928. 

Churata, G. (1930a). La liquidación del gamonalismo y el deber de la juventud. En: Churata Textos Esenciales (2017). Wilmer Kutipa Luque. 

Churata, G.(1930b). Elogio de José Carlos Mariátegui. Amauta Revista mensual de doctrina, literatura, arte, polémica, (32), 64-69. 

Churata, G. (1930c). Croad Sapos. Folleto. En: Churata Textos Esenciales (2017). Perro calato ediciones. 40-44. 

Churata, G. (1936). Hacia la federación socialista del Perú. Entrevista a gamaliel churata. Entrevista por Walter Ramírez. En: Churata Textos Esenciales (2017). Perro calato ediciones. 97-102. 

Jacobsen, N. (2013). Ilusiones de la transición. el altiplano peruano, 1780-1930. Instituto de Estudios Peruanos, Banco Central de Reserva del Perú.

Jeifets A. & Schelchkov, V. (2018). Carta del representante en el Perú del Buro Sud Americano de la Internacional Comunista. En: América Latina en los archivos de la Comintern en Moscú. Academia de ciencias de Rusia. 

Jeifets, V. & Jeifets, L. (2015) Eudocio Ravines. En: América Latina en la Internacional Comunista 1919-1943: Diccionario Biográfico [en línea]. Ariadna Ediciones.

Gutiérrez J. (1986). Así nació el Cuzco rojo: contribución a su historia política: 1924-1934.  Julio G. Gutiérrez

Kapsoli, W. (1984).  Prospecto del grupo “Los Zurdos” de Arequipa. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana (N° 20), 101-111.   

Mariátegui, J.C. (1926). Presentación. Amauta Revista mensual de doctrina, literatura, arte, polémica, (1), 1. 

Martinez de la Torre, R. (1947). Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú. Volúmen II. 

Portugal Catacora, José. Autobiografía (1980). En el blog “José Portugal Catacora: http://joseportugalcatacora.blogspot.com/2011/04/ayaviri-el-sindicato-de-maestros-y-el.html

Portugal Mendoza, C. (2018). Magda Portal y los hermanos Peralta”. Pacarina del Sur [En línea], año 9, núm. 36, julio-septiembre, 2018. ISSN: 2007-2309. En:  

http://pacarinadelsur.com/home/figuras-e-ideas/1633-magda-portal-y-los-hermanos-peralta

Ramos Zambrano, A. (2016). Ezequiel Urviola y el indigenismo puneño.Fondo editorial del Congreso de la República.

Reynoso, C. 2021. El arte de Demetrio Peralta. Vanguardia y modernidad. Universidad Ricardo Palma.

Tamayo Herrera, J. (1982). Historia social e indigenismo en el altiplano. Ediciones Treintaitres.

Tauro del Pino, A. (2001) Enciclopedia Ilustrada del Perú. Editorial PEISA.

Thissen, M. (2017). Mariátegui. Biografía ilustrada. Editorial Horizonte.

Vilchis, A. (s./f.). Churata, los años difíciles del exilio andino: 1939-1942.  Revista electrónica Pakarina del Sur. [En línea]: http://pacarinadelsur.com/images/stories/pdf/Churata.pdf

ANEXOS

  1. Carta de José Carlos Mariátegui a Gamaliel Churata – Lima, 13 de marzo de 1930

Querido Gamaliel Churata:

No he tenido respuesta de Ud. a la que le dirigí con Valdivia, sin duda por su enfermedad, de la que hemos tenido noticia por carta de este compañero. Sé que convalece Ud. en Arequipa, donde yo me había hecho el proyecto de encontrarlo. Digo me había hecho porque no sé si podré realizar este anhelado viaje al sur. Escribo al respecto a Armando Rivera, con quien le ruego conversar para que lo informe al respecto. Necesito conocer la opinión de Ud. acerca de los puntos que expongo a Rivera en mi carta.

Con gran retraso, he recibido los últimos números del Boletín de la Editorial Titikaka. Tal vez en esta hoja se podría iniciar, con el mayor sentido pedagógico posible, cierta obra de divulgación doctrinal socialista, adecuada a la lectura en las escuelas y grupos indígenas. “El Ayllu” para todas las comunidades de la República. Pero no sabemos cuándo nuestras posibilidades económicas, siempre exiguas, nos consentirán realizar este propósito.

Trabajamos, como siempre, perseverantemente. En enero, el viaje de un comp.(Casiado Rado) del Cusco estableció cordiales relaciones entre los grupos de Lima y esa ciudad. Le adjunto la copia de tres resoluciones últimas, que se agregan a los puntos programáticos y al plan de organización del P.S [Partido Socialista]. Se ha hecho cargo de la S. G (Secretaría General) el compañero E.R. [Eudocio Ravines] quien le escribirá en breve instándolo a que tome Ud. la iniciativa de la constitución formal del grupo de Puno, que ojalá esté integrado por indios, en la mayor proporción posible. No importa que no sea gente perfectamente adoctrinada. Basta que tenga probada y vigilante consciencia clasista y que quiera trabajar, instruyéndose al mismo tiempo que instruye a las masas.

Como “Labor” está condenada, pensamos sacar en su reemplazo, con el mismo tipo, y la misma fisonomía tipográfica, en todas sus páginas, “La Obra”. Hay que anunciarla desde luego, como quincenario de información e ideas de la Soc. Editora Amauta. Lo único que nos hace falta resolver para esto es la cuestión económica.

Recibirá Ud. probablemente una carta de Samuel Glusberg, pidiéndole colaboración para un número peruano de “La Vida Literaria” (L.V.L.) de Buenos Aires. Ese número aparecerá con motivo de la invitación que el grupo de escritores de L.V.L me hace para que visite Buenos Aires, invitación que, animado por Waldo Frank, he resuelto aceptar, a fin de que en una clínica bonaerense se me practique al fin la aplicación ortopédica que necesito para salir de esta ya insoportable inmovilidad en una “chaisse longue” o una silla de ruedas. Envíe a L.V.L originales suyos y de Alejandro (Peralta). I prepare, también si le es posible, un envío para otro número peruano en perspectiva: el de “1930” de La Habana”.

En espera de sus noticias, muy cordialmente lo abraza su amigo compañero y devotísimo.

(Fuente: Archivo José Carlos Mariátegui).

  1. Carta de Víctor Valdivia Dávila a José Carlos Mariátegui. Puno, 28 de enero de 1930

Respetado compañero:

Llegué sin novedad a esta orilla, donde posiblemente permaneceré unos días más.

Me conmovió una sorpresa: se encuentra enfermo nuestro querido Gamaliel. Guarda cama desde hace más de 15 días. ya está en convalecencia y dentro de breve se trasladará a Arequipa, que es clima mejor. Además, allí se encuentra su mamá.

Creo que esto ofrecerá buena oportunidad para satisfacer ampliamente sus deseos de entrevistarse con Churata. Él ha leído su carta y agradece el obsequio. Le transmito el saludo de Palacios y demás compañeros que rodeamos a Gamaliel Churata.

En Arequipa busqué a Armando Rivera y no lo encontré. Me dijeron que estaba en Mollendo para volverse dentro de 15 días. Le encargué a la señora de Rivera que le enviase la carta cuidadosamente.

Después de dos días de permanencia en Arequipa salí con rumbo a Puno.

Ojalá pueda serle factible su venida por esta región. En todo caso me comunicará Ud. lo que decida.

El entusiasmo y avidez de los muchachos de aquí, por verle, es notable. En lo que atañe a mi piense Ud., que se intensifica más mi adhesión y amistad hacia Ud. Pero debo esforzarme por ser más digno de pertenecer al grupo que alienta la gran causa socialista.

Próximamente le escribiré. Salude Ud. a los compañeros.

Muy suyo, con el corazón.

(Fuente: Archivo José Carlos Mariátegui).

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