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Los carnavales en Puno profundo

Los carnavales en Puno profundo

Cuando llegó la cultura occidental a Los Andes, viene con la cruz y la espada. Los que portaban la Cruz, vía el sincretismo, adaptan las “carnestolendas” originarias de Europa, mediante la imposición de la religión cristiana y el santoral católico al calendario agrícola andino con mucho éxito. Tan es así que hoy mismo en los diversos pueblos del Perú esa práctica es muy usual y popular, distinguiendo algunas variantes en las ciudades con las del campo, donde la influencia europea ha sido de menor cuantía por la característica de que en el campo si se respeta el calendario agrícola andino con mayor ahínco. Mientras que los que portaban la espada actuaban con diferente fuerza para imponer estas fiestas, subsumiendo al poblador andino a fin de que acepte esta imposición.

Aunque sobre este tema ya publicamos en otras oportunidades, sea esta una nueva ocasión en la que nos referimos al carnaval europeo, el mismo que ha sido asimilado con mucha fuerza por el mundo andino luego de la llegada de los españoles a estas tierras, adoptándose a las fiestas populares que el poblador andino realizaba con ocasión de su ciclo agrícola; es decir sobre lo que ya existía como parte de sus celebraciones, que era su razón de ser y de su quehacer cotidiano. Naturalmente que la pretendida extirpación de idolatrías no pudo contra la razón de ser del habitante originario andino; este ha sabido aceptar como “rechazar” la imposición de un distinto modo, mientras el mayor rechazo a la pretendida imposición de modos de vida y cultura occidental también ha ido adaptándose a ella. Reinterpretándola, mezclando la cultura occidental, aceptándola, pero adaptándola a su cultura originaria, lo que ha venido a ser conocido como sincretismo.

La tremenda capacidad de sobrevivencia de la cultura andina, muy a pesar de más de 500 años, lo primero que permitió especialmente en el tema de ser o no ser, fue entender a su modo que la Virgen María llegada de España, es la Madre Tierra, la Pachamama, que el Apu donde habitan los Achachilas y que existe en los cerros tutelares, es el “Tatitu” que los españoles colocaron en todos los calvarios en forma de cruz cristiana. En fin a pesar de esos primeros intentos de destrucción de la cultura andina en todas sus manifestaciones, esta no ha sido destruida. Aunque aún después de cinco siglos existen algunos herederos mentales de esos iniciales conquistadores, las manifestaciones culturales del mundo andino continúan incólumes en el tiempo, más aún han revalorizado su existencia y luchan todos los días por mantenerla, acrecentarla, valorarla, en la eterna búsqueda del “sumaj causay”, el buen vivir, que para muchos es una utopía que existe en todas la culturas, religiones o ideologías. Para nosotros es una realidad por la que se lucha.

Si pues, esas manifestaciones incólumes de la cultura andina se presentan por medio de diversos modos, donde la música y las danzas son la mejor expresión viva que se resisten a ser vencidas; especialmente en el campo, donde la práctica agrícola impone ese modo de actuar, muy a pesar de que muchas de esas manifestaciones dancísticas tienden a ser olvidadas, o pretenden ser reemplazadas por modos criollos de interpretarlas, por danzas de origen mestizo y colonial. Por encima de esa pretensión, las danzas campesinas originarias del Collao existen vivas en cada pueblo, en cada comunidad, en cada época del ciclo agrario anual del mundo andino, como en la hoy llamada época de carnaval a la que nos referiremos.

El mundo andino, vía el sincretismo, entiende al carnaval de origen europeo como la fiesta en homenaje a la Pachamama andina, a esa madre tierra que nos provee de sus frutos, a la que hay que cuidarla con mucha devoción, protegerla con amor, abonarla con dulzura, cuidarla con mucha agua para que sea productiva, esperando nos de sus frutos. A la que hay que agradecerle con alegría porque por ella tenemos la vida, por eso celebramos sus primeros retoños, sus primeras flores, celebramos sus primeros frutos, hasta obtener los últimos frutos y por todo ello celebrar a la vida con alegría derrotando totalmente a la tristeza. En eso se basa el origen de las danzas andinas hoy denominadas de Carnaval, porque son practicadas en esa época.

Carnaval de Patambuco

Para Félix Paniagua Loza el Carnaval es de origen ancestral andino, señalando que “se tiene conocimiento que los carnavales tienen su surgimiento en la Época del Incanato de allí las grandes festividades de los raymis y otras que posteriormente parece que toman incidencia con la fiesta de Dios Momo traído por los europeos”.

La celebración del carnaval andino es fundamentalmente campesina, como se celebra también en las ciudades con sus propias particularidades. Aquí describimos el carnaval campesino vinculado al calendario agrícola, el que se inicia con la celebración del “juchuy p’oqoy”, el retoño de las primeras flores; fecha que coincide generalmente con el 20 de enero que en la religión católica la han hecho coincidir con la fiesta de San Sebastián y San Fabian. Estas primeras celebraciones son conocidas como el “carnaval chico”. Luego vendrá el gran florecimiento y plenitud de los sembríos, hecho que hay que celebrar danzando, conforme a la religión católica, días antes que se inicie la “Cuaresma”. Y no hay pueblo andino que no lo celebre cantando y bailando, no hay comunidad andina que no celebre a la Pachamama en el “Carnaval grande” que en el mundo andino es conocido como el “Pujllay”. Que se celebra en el tiempo de los grandes florecimientos y las primeras cosechas, las primeras papas, las papas nuevas.

De otro lado, el religioso de la orden Jesuita Ludovico Bertonio, uno de los primeros en informar sobre las costumbres en el mundo altiplánico en la introducción de su “Arte breve de la Lengua Aymara”, que no es su conocido diccionario, confiesa que la mayor fiesta de los pobladores andinos es la celebración cuando se concluye la cosecha de los frutos de la Pachamana, el final del tiempo de las cosechas. Hecho que era celebrando con mucha pasión por los aborígenes frente a esta identificación de la fiesta más grande en el altiplano. El santoral católico al adaptarse a ese ciclo final, cuando el tiempo de cosechas está terminando, establece la mayor fiesta católica, la fiesta a Jesucristo, imponiéndose entonces el 3 de mayo como La Fiesta de La Cruz, la que hoy se celebra en los diversos pueblos de los Andes.

El Phujllay

Los phujllay campesinos, son las fiestas y juegos de carnaval que se celebran en todo Puno del mismo modo desde las primeras cosechas. Con algunas variantes por cada zona debido a que desde tiempos ancestrales en Puno han convivido diversas naciones y culturas ancestrales andinas. En especial desde cuando los incas, una vez conquistado el Collao, trajeron a diversos mitimaes de las distintas regiones conquistadas, lo que permitió en los años y siglos que el Altiplano sea una región de amplio y variado desarrollo cultural y, subsecuentemente, folclórico en la zona campesina

De ahí que en Puno existe una diversidad de danzas campesinas por la diversidad de pueblos y naciones asentados en su territorio, que vía los mitimaes llegaron de diversos lugares de los Andes, y que fueron traídos por los vencedores incas durante su expansión territorial. De esa manera en la región altiplánica, donde se manifiesta una amplia diversidad de “Phujllays”, cada “carnaval” es distinto uno del otro, en música, en coreografía, en vestuario, según la característica del pueblo originario que se asentó entonces en la Meseta del Collao.

El Phujllay de carnaval tiene diversas manifestaciones tanto en la parte quechua como aymara. Una de las más danzas más representativas en el sector quechua es la interpretada por medio de la “Wiphalas”, danzas en las que el principal aditamento que se utiliza en la coreografía del baile es una bandera blanca, la que es batida con mucha alegría representando las atenciones que se les hace a los sembríos. Los “Phujllay” son conocidos por nosotros como Kajchas, Whipalas, o simplemente “carnavales” con el nombre adicional de la comunidad o distrito al que pertenezcan, mientras que el sector aymara son denominados “Anatas”, aunque también tiene el nombre común de “Carnavales”, en cuyo caso en su gran mayoría el principal aditamento usado es la q´orrawa de los varones o wichi wichis de las mujeres.

Carnaval de Arapa

Las danzas de Carnaval son danzas practicadas por los jóvenes, aunque son celebradas y danzadas por personas de todas las edades; por eso la mayoría de personas que describen estas danzas las denominan como danzas de enamoramiento entre jóvenes, que se conocen y cortejan durante la ejecución de dichas danzas. Las describen en diversas partes de acuerdo a la coreografía que en cada caso se prepara. Generalmente inician la competencia con una “introducción” o presentación, seguida de la competencia misma entre quienes tienen mayor capacidad en la danza, que algunos llaman el Phujllay o “la guerra”.

En algunos casos para demostrar cuál de los varones es el más fuerte o valiente desarrollan diversas coreografías que son vueltas de un lado al otro. En el caso de las Wifalas de origen quechua, flameando las banderas blancas de un lado al otro a modo de “airear” las plantaciones; y en el caso de danzas aymaras y otras, revolviendo las q’orawas o wichiwichis al ritmo de la música ejecutan saltos, mudanzas, movimientos, momento central en el que se desarrolla la mayor parte de las danzas. Para concluir está el Cacharpari o fin de fiesta.

Las diversas danzas de carnaval tienen en el mayor de los casos similitudes en su origen y en su fondo, lo que conlleva a que en la mayoría de ellas se sigue una secuencia en su ejecución, sin embargo, en los cantos que se interpretan como acompañamiento, siempre hay una renovación de los versos.

Aquí les describiremos brevemente algunos Carnavales, empezando por aquellos que han sido calificados en los últimos tiempos como declarados como “Patrimonio Cultural de la Nación” por el Ministerio de Cultura.

La Danza Qashwa de Machuaychas y Chiñipilcos de la Fiesta de San Sebastián

Fue reconocida como Patrimonio Cultural del Perú el 5 de setiembre del 2011 y es practicada en la ciudad de Juliaca durante el Carnaval Chico en homenaje a la fiesta patronal de San Sebastián y San Fabián el 20 de enero. A quienes consideran patrón de los agricultores, celebrando en ese momento el “Juchuy poccoy o colla poccoy”, es decir la fiesta se realiza durante los primeros florecimientos donde participan las comparsas de los “chiñipilcos” los más jóvenes que se identifican con el Apu Santa Cruz, y los “machuaychas” los más viejos, que se identifican con el Apu Wayna Roque, compitiendo en esfuerzo y devoción. La danza es acompañada por la música de Tokoros y Pinquillos, interpretadas por los mismos danzarines. Los Tokoros son grandes instrumentos que emiten sonidos profundos en comparación con los pinquillos que emiten sonidos agudos. Esta danza es de procedencia citadina, de la misma ciudad de Juliaca muy a pesar de que se refiere a una festividad agrícola y campesina.

El Pujllay de Carnaval de Santiago de Pupuja

Se practica en el distrito del mismo nombre ubicado en la provincia de Azángaro, y que el 18 de julio del 2018 ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación, danza de carnaval campesino que se practica en la región quechua en honor a la Pachamama y en el santoral cristiano al Patrón el Apóstol Santiago de dicho pueblo. Esta danza que se realiza en el campo es una de las mejores reconocidas por la población puneña, una de las primeras que han sido mostradas en público y en grandes escenarios. Durante su representación en el campo los danzarines recorren todas las cementeras y sembríos, visitando a los compadres y los nuevos sembríos, para luego concluir en la misma ciudad. El vestuario de esta danza es muy singular en tanto que damas y varones llevan adosados a la cintura, grandes madejas de hilos de lana, un sombrero de copa muy singular y decorado, los varones interpretan pinquillos al momento de danzar, sin embargo, también cuentan con una comparsa de músicos que interpretan pinquillos y tambores que tienen un sonido muy particular.

Wifala de San Antonio de Putina.

Una danza de Carnaval reconocida como Patrimonio Cultural el 26 de setiembre del 2014 por el Ministerio de Cultura, en razón su variada complejidad en la ejecución coreográfica, a decir del expediente técnico mediante el cual fue reconocido como tal, donde también se hace referencia que solo es interpretada por danzarines solteros- Durante su ejecución se inicia con una coreografía denominada “lajallucha”, que es la introducción de la danza muy ágil y festivo y una segunda parte que es la “Wifala” propiamente dicha, que mantiene diversos movimiento que manifiestan en su capacidad creativa, su alegría en su interpretación y el vigor de sus participantes. Como en todas las danzas de carnaval en esta zona, son acompañadas con la música de pinquillos y la percusión de tambores.

Wifala de San Francisco Javier de Muñani.

Danza de Carnaval que se practica en el distrito de Muñani, en la provincia de Azángaro y fue reconocida como Patrimonio Cultural el 14 de enero del 2015, danza que es interpretada por jóvenes en gran número durante las fiestas patronales, en los mismos carnavales, como en la fiesta de la Asunción el 15 de agosto. Su vestuario y su música es muy singular y distinto a las danzas de Wifalas de otras zonas, la danza es acompañada con músicos que interpretan pinquillos y tinyas o tambores de Unucajas. Y mientras los varones y damas realizan las diversas coreografías, agitan al aire wichi wichis., a la par que las mujeres portan banderas blancas, cantan diversos cantos mientras que los varones tocan los instrumentos de viento y percusión.

Esta danza varias veces ha sido ganadora en los concursos realizados durante la Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno, a donde es llevada por la Asociación Folklórica “Wifalas San Francisco Javier de Muñani”, procedentes de la comunidad campesina de Huasacona de ese distrito y que, gracias a su belleza, colorido y coreografía, interpretada por más de 350 danzarines ha logrado muchísimos éxitos.

Música y danza de Chacareros y Lawakumos

Danza de la zona de Acora en la región aymara, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, el 20 de abril del 2016, en razón de su ancestral interpretación, de profundo carácter agrícola, de la singularidad en la interpretación tanto de la danza como en la música, costumbres que han hecho posible ser calificada como Patrimonio, su nombre deriva precisamente de los vocablos aymaras “lawa” que significa palo o tronco, y “k´umu” que significa curvo, o arqueado, referido al principal instrumento que interpreta las melodías, y que es elaborado del tronco de las Cantutas. La música no sigue un patrón melódico todos los años, sino igual que en otras danzas de carnaval, cada año cambian de letras.

Ver También

La Chacallada

Es una danza de carnaval de Chucuito reconocido como patrimonio el 20 de mayo del 2016, que mantiene los mismos cánones de las diversas danzas de carnaval dedicadas a la madre tierra. En el caso singular de esta danza está en el nombre de la misma, se origina de la palabra “Chacallo” que traducido el aymara se refiere a la “haba verde”, referida en especial a los primeros frutos, verdes y aun no maduros, por lo que es practicado en la mayor de las veces por jóvenes solteros en busca de parejas, dentro de los se encuentran diversos personajes, los danzarines varones y mujeres acompañados el jilakata varón y la jilakata mujer, los awatires y el kusillo.

Carnaval de Arapa

Se trata de una de las más populares danzas de carnaval y muy conocida de Puno, originario del distrito de Arapa en la provincia de Azángaro, y que fue reconocido como Patrimonio Cultural el 09 de mayo del 2017. Interpretado por damas y varones en diversas coreografías, en las interpretan la danza con grandes saltos y flameando banderas blancas con mucha agilidad y alegría. Cuentan con un personaje central llamado “phujllay Machu”, que encarna al “Ño Carnavalon” La coreografía se interpreta durante la presentación la danza misma y la fuga. Acompañan con música ejecutada por pinquillos y tambores de percusión.

Carnaval Wapululos.

Danza de carnaval originaria de Lampa, que ha sido reconocida como Patrimonio Cultural el 31 de enero del 2018, esta danza sigue la secuencia de los diversos carnavales de la zona quechua, en la que se ejecutan diversas mudanzas durante su presentación, que se inician con diversos movimientos como el pasacalle, la mistura, el atipanacuy y el cacharpari, que es el final de fiesta.

Warakeros de Sandia.

Danza de carnaval de esa provincia puneña que ha sido declarada Patrimonio Cultural el 19 de noviembre del 2018, es una danza asociada a la celebración de la fertilidad y el florecimiento de los cultivos, pero también es descrita por sus portadores como una danza guerrera. El carácter guerrero que se le atribuye tendría referencia en los relatos de origen en torno a la danza, los cuales se remiten al período de conflicto de la cultura Tiahuanaco que viene desapareciendo y la subsecuente expansión Inca en la zona.

Carnaval de Unucajas.

Danza de la provincia de Azángaro, reconocida como Patrimonio Cultural el 15 de noviembre del 2019, por ser considerada una manifestación característica de dicha localidad en razón de que está asociada profundamente con la renovación del ciclo vital en el mundo agrícola. La danza Unucujas es, de la variedad de Wiphalas, representa el encuentro amoroso o enamoramiento entre jóvenes y señoritas que celebrar los carnavales. es una danza guerrera, pastoril y carnavalesca, que tiene su origen en la Parcialidad de Anansaya Esqhanchuri, situada al norte del Distrito de Azángaro limítrofe con el Distrito de Asillo. Desde un tiempo desconocido, se viene ejecutando esta danza con fines exclusivamente guerreros durante los gobiernos de los incas Huayna Cápac e Inca Roca, cuyo propósito era la de conquistar tierras fértiles, con fuentes de agua, para su irrigación natural, en la actualidad, se sigue practicando esta costumbre en las fiestas de carnaval, ahora con fines pastoriles, costumbristas y guerreras, emulando satíricamente, emprenden grandes batallas campales, al ritmo del rebumbo de los tintis, la melodía de los pinquillos y la bella canción de las lindas cholas de los aswanqharis, con los ayllus del sector Asillo, con la intensión de ganar mujeres bellas, hombres guerreros y la expansión de sus territorios.

El nombre de la danza se origina en La palabra UNUCAJAS, etimológicamente proviene de dos vocablos, cuyo origen es el quechua, siendo el significado de cada uno de ellas es la siguiente: UNU agua o linfa, CAJAS, se refiere al pequeño tambor guerrero denominado TINTI y por su sonido característico que emite, solo al permanecer en constante humedad o remojar con agua, la fuente de agua o de la vida, en este caso, representado, por las tierras fértiles y las hermosas mujeres, que vienen a ser imprescindibles para el vivir del hombre. También se dice, que este pequeño tambor o tinti, se hacía serenar durante toda la noche, en riachuelos de agua, que bajaban de los cerros y tenía un sonido muy llamativo, para juntar a las hermosas cholas y cholos, para empezar con la fiesta.

Finalmente debemos manifestar que existen danzas de carnaval en todas las comunidades campesinas, y en todos los distritos que se practican intensamente en carnavales como por ejemplo en Asillo, Ayaviri, Chupa, Macarí, para mencionar solo algunas entre otras tantas de diversos pueblos de la zona quechua, como los hay danzas de carnaval campesinas de las zonas aymaras de Puno, con diversas y variadas coreografías acompañadas musicalmente con pinquillos y tarkas, que suelen ser denominadas generalmente como piquilladas y tarkadas. Todas ellas por supuesto, no habrán sido calificadas como patrimonio cultural de la nación, pero que si contribuyen desde siempre para que Puno sea calificada como la Capital del Folklore Peruano.

REFERENCIAS
Feliz Paniagua Loza “Glosas de Danzas del Altiplano Peruano” Segunda Edición /UNA Puno 2007 pag. 12
Ludovico Bertonio “Arte breve de la lengua aymara para introducción del Arte grande de la misma lengua” (Roma, 1603)

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