Recordando su relación con los hermanos Arturo, Alejandro y Demetrio Peralta, Magda Portal no dudo en decir que los tres “fueron como ráfagas, como llamaradas, como relámpagos de luz en la noche de la Cultura peruana” [1]. Lamentablemente por un buen tiempo su obra fue olvidada; hasta que en años recientes el reconocimiento nacional e internacional alcanzó a Arturo Peralta, “Gamaliel Churata”, y Alejandro volvió a ocupar su destacado lugar en la poesía de vanguardia en el Perú. No ocurrió lo mismo con Demetrio (Puno, 1910-Lima, 1971) de quien apenas se conocía que había sido autor, bajo el seudónimo de «Diego Kunurana», de algunos de los grabados del Boletín Titikaka.
Gracias a la tesonera labor del escritor Christian Reynoso, autor de logradas novelas y cuentos, hoy tenemos una visión más amplia de la obra del menor de los hermanos Peralta; quien ha coronando una investigación de más de diez años con la publicación reciente de “El arte de Demetrio Peralta: Vanguardia y modernidad”, libro editado por la Universidad Ricardo Palma.
El rescate de la obra de Demetrio Peralta empezó el 2006 con el artículo de Pedro Pineda Aragón [2], su sobrino nieto, quien dio a conocer la existencia de más de cien de sus pinturas, conservadas por la familia en una vieja y olvidada maleta. Sobre este hallazgo, en el 2011 Christian Reynoso incluyó a Peralta en un articulo dedicado a la pintura puneña [3], señalando la necesidad de recuperar y conservar su obra.
Desde entonces, haciendo una acuciosa investigación, el autor de “La tempestad que te desnuda”, fue sumando y difundiendo información sobre desconocidas facetas artísticas de Peralta. En el 2013 reveló su trabajo como autor de las series de historietas “Pedrito el indiecito estudiante” y “El bandolero fantasma” publicadas en los años 40 en la revista “Palomilla”, las cuales Reynoso presentó en versión facsimilar en “Tránsitos y retornos, las historietas de Demetrio Peralta” del 2021 [4].
Asimismo, a través de una serie de artículos publicados a partir del 2015 [5], revaloró la obra xilográfica de Peralta en el Boletín Titikaka y en otras revistas como “La Sierra”, “Tempestad” y “Cunan”; mostrando especialmente la coherencia entre el mensaje de la revista y los grabados de Peralta en la misma.
En “El arte de Demetrio Peralta: Vanguardia y Modernidad” Reynoso, no sólo amplía la información presentada hasta la fecha, sino sigue trayendo novedades sobre las facetas artísticas de Demetrio Peralta como sus cuidadas ilustraciones del libro “Leyendas Amazónicas”, de Elías Lozada Benavente (1942), y su trabajo como diseñador y pintor de azulejos que desarrollo hasta sus últimos años.
El libro trae numerosas imágenes de xilografías, pinturas al oleo y azulejos, y los facsimilares completos de las historietas de Demetrio Peralta, permitiéndonos apreciar su arte y disfrutarlo. Otro aspecto valioso es sin duda el contexto que proporciona Reynoso sobre las diferentes etapas de obra de Peralta, y los apuntes que realiza respecto a la importancia de su obra en la historia del grabado, la pintura y la historieta en nuestro país.
El primer capitulo del libro, “Las xilografías (1927-1930)”, presenta los grabados realizados por Peralta en el Boletín Titikaka que retratan de manera diversa el mundo y el espacio rural andino, pero bajo la influencia del pensamiento vanguardista indigenista, dando cuerpo a una obra que “dialoga con la visión estética que planteaba el Boletín Titikaka: la creación y el desarrollo de un arte indomericano a partir de la naturaleza, la emoción y el pasado”. Siendo Kunurana el artista con el mayor protagonismo en el boletín, es posible afirmar, señala Reynoso, que “su arte representa el intento de expresar la propuesta pictórica del BT y, acaso, la génesis del arte indoamericano que propugnaba”.
En el segundo capitulo, “Historietas & Ilustraciones (1940-1942)”, el libro exhibe el dominio y difusión que alcanzó Peralta en este género a través de la revista “Palomilla” que publicaba 20,000 ejemplares. De acuerdo a Reynoso la serie “Pedrito el indiecito estudiante” expone una mirada realista sobre la migración, el transito del ámbito rural a la capital, la pobreza, la discriminación y el deseo de superación del poblador de la sierra”. Y la serie “El bandolero fantasma” presenta a un personaje fantástico, capaz de hacerse invisible que, siguiendo un poco el guion de los “western americanos”, enfrenta de manera justiciera a los hacendados y el latifundio de la época. Cabe señalar que si bien ambas serie tienen una locación general en la sierra, es posible encontrar en los dibujos alusiones al altiplano.
No podemos dejar de empatizar con estos personajes y encontrar en ellos un poco de las ideas presentes en Orkopata y en general en el indigenismo de aquellos años, respecto al valor del estudio, de la formación, como medio de cambio del individuo subalterno y de su acción para el cambio, así como las aspiraciones que exhibieron los Peralta para la instalación de un nuevo orden protagonizado por los pueblos quechuas y aymara. Ojala estas serie pueda ser ahora puestas al alcance de los niños y niñas de nuestro tiempo.
El tercer capitulo, “Las pinturas al oleo (1947- 1962)”, presenta los 122 cuadros encontrados en la famosa maleta, los cuales serían toda la obra pictórica conocida de Peralta. Fueron hechos de la manera más libre por Peralta, pues no estuvieron destinados a su comercialización y a la crítica y las modas pasajeras, es más, al parecer, ni siquiera fueron exhibidas. Los cuadros, dice Reynoso, muestran a un Peralta que fue “decantándose por el impresionismo, pasando del halo indigenista y el paisaje rural al espacio urbano e industrial”.
La mayoría de las pinturas tienen como temática naturalezas muertas, hombres y mujeres, retratos y un buen número a Carmen (seguramente Carmen Cepedo, su esposa), el resto tiene temas diversos, no faltando los paisajes andinos y urbanos, los personajes fantásticos y los autorretratos. Varias de las pinturas exhiben una franca critica social y denuncia.
En su cuarto capitulo, “Dibujos en azulejos (1944-1969)”, el libro nos muestra el trabajo artístico en azulejos de Peralta, realizado principalmente para “Cerámicas Iturry”, así como los murales trabajados en diversos lugares en Lima. Finalmente, el quinto capitulo, “Biografía”, recoge la cronología biográfica de Peralta y un valioso álbum de fotos familiares.
El conocimiento de la obra de Peralta, lleva a Reynoso a sostener que “si bien el trabajo pictórico empezó como una expresión del vanguardismo americano sobre la base de un indigenismo bronco a través de la xilografía, su obra fue evolucionando del tipo político hacia un corpus creativo con diferentes opciones como el arte de la historieta, la ilustración la pintura al oleo y el dibujo de azulejos”. Opciones en las que estuvo presente de una u otra manera la critica social y la emoción telúrica.
A modo de aporte, nos gustaría señalar dos aspectos que podrían ayudar a entender la obra de Peralta, más allá de sus magnificaciones realizaciones. Uno es su formación artística, la misma que se habría iniciado con Manuel Domingo Pantigoso quien, de acuerdo a Mateo Jaika (Víctor Enríquez Saavedra) destacado miembro del grupo Orkopata y grabador del Boletín Titikaka, “enseñaba a pintar a Diego Kunurana, también a burilar” [6] cuando Peralta tenía unos 14 años. Pantigoso, el “precursor de los independientes”, llegó a Puno en junio de 1924 a exponer sus cuadros y mantuvo relación con los Orkopata hasta por lo menos 1926, año en que hizo en Puno los grabados del libro “Ande” de Alejandro Peralta.
Además Demetrio Peralta habría llegado a estudiar y trabajar en Bellas Artes tal como lo señalan su sobrina Nelly Aragón y Arbulú Vargas [7]. Sabemos ahora por el libro de Reynoso, que Pablo Iturry, su empleador en la producción de azulejos, fue profesor en dicha casa de estudios.
Otro aspecto, interesante es la formación política de Peralta, la misma que se evidencia a lo largo de su obra. Además de las enseñanzas que recibió de Churata en el grupo Orkopata, a los 20 años se hizo militante del partido comunista peruano y, como lo señala Sergio Caller en sus memorias, fue secretario general de la primera célula del partido en Puno en 1930, acompañado por (Mario) Franco Hinojosa como secretario de organización. De a cuerdo a Caller, Peralta aportó sus habilidades artística en la labor proselitista elaborando un juego de postales de contenido político de manera que con el “álbum gráfico en mano, al termino de un mes alcanzamos una afiliación de la primera cincuentena de indios quechuas y aymaras” [8].
Su militancia habría durado hasta poco antes de su detención y envio a la prisión de Puerto Maldonado ocurrida a fines de 1931 o principios del años siguiente. Preso durante año y medio, regresó en muy malas condiciones a Puno, viendose obligado a trasladarse a Arequipa y luego a Lima donde desplegó -lo sabemos ahora con el libro de Reynoso- su vocación artistica a través de diversos medios. En horabuena que su luz haya empezado a iluminar nuevamente. &
[1] PORTAL, M. 1977. Los hermanos Peralta. Diario El Comercio, Lima 21 de junio 1977.
[2] PINEDA A. , Pedro. 2006. El Orkopata desconocido: Diego Kunurana. En Revista El Pez de Oro. Puno.
[3] REYNOSO T., Christian. 2013. Rumbos de la pintura puneña (Anotaciones para la historia de la plástica en Puno). En http://www.casadelcorregidor.pe/colaboraciones/_biblio_Reynoso.php
[4] REYNOSO T., Christian. 2021. Transitos y retorno. Las historietas de Demetrio Peralta.
[5] En especial REYNOSO T., Christian. 2017. Xilografías de Diego Kunurana en Boletín Titikaka: ¿Hacia una estética vanguardista?. Congreso Vanguardias y Beligerancias. Casa de la Literatura Peruana.
[6] Ayala, J.L. 2017. Entrevista a Mateo Jaika, pp. 153.
[7] Ayala, J.L. 2017. Entrevista a Nelly Aragón Peralta, pp.197: “escuché que primero fue alumno y enseguida profesor de Bellas Artes…era pintor y nunca estaba contento con sus pinturas”. El testimonio de Ricardo Arbulu Vargas también alude a su trabajo en Bellas Artes.
[8] CALLER, S. 2006. Rostros y rastros. Un caminante cusqueño en el siglo XX. Lima: Fondo Editorial del Congreso de la República.