Por: JHON FLORES y RENE CALDERÓN
Todo cineasta de provincias vive su propio drama para producir su película. Si concretar su ficción era la primera parte, llevar el fruto de su trabajo a las butacas será la secuela.
Flaviano Quispe, célebre por su película Juanito El Huerfanito, cuenta sobre su experiencia: “Fui al pueblo de Viraco, pedí apoyo a la municipalidad, hice casting, la gente del pueblo nos ayudó mucho, nos hospedaron en sus casas. Alquilé una cámara de Lima (…) gasté una buena parte de lo que había ganado en (la película) Mónica. Vendí dos carros que me había ganado con la ganancia de Mónica”.
Para exhibir las películas, la opción más realista era encargarse personalmente, transformarse de director de cine a productor y, finalmente, en un microempresario del entretenimiento.
Cineastas como Palito Ortega o el mismo Flaviano contaron que a veces pedían colaboración de municipios o colegios para proyectar las películas. No sería sorprendente verlos con sus boletos en manos, recibiendo dinero y entregando “el vuelto”.
Otros organizaban, más o menos, una suerte de giras en las que participaban los actores.
Sí en los Estados Unidos, los artistas tenían alfombra roja y avant premiere, en las provincias de Puno, se organizaban discretos estrenos anticipados por difusión mediante el perifoneo.
La distribución
El ingreso de las cadenas de cines como Cineplanet golpeó a los artistas puneños. Las producciones locales hechas con más ganas que recursos poco tenían que hacer frente a las monstruosas producciones foráneas.
Los cines de nueva generación facilitaron el arribo regular de éxitos taquilleros mundiales y una parte del cine nacional quiso imitar la fórmula del cine inofensivo, hecho para la diversión sin más mensaje o contenido.
En provincias, ingresar a este circuito era difícil o, completamente desfavorable para el creador.
Antes de producir su éxito Wiñay Pacha, Oscar Catacora, produjo una película de terror con locaciones en la ciudad de Juli. Como se dijo, contar la historia de su producción tomaría varios párrafos, pero en este punto importa el estreno.
Pese a que la película está lista, las negociaciones con una conocida distribuidora quedaron en nada. Estrenar la producción en un cine moderno iba a dejar a Catacora y a su socio prácticamente sin ganancias.
La película aún espera ser estrenada de modo decoroso y sin que signifique la inmolación económica de sus creadores.
El streaming
La revancha del cine provinciano vino de la manera más inesperada con el streaming. Ahí, junto a producciones hollywoodenses, a solo un click de esfuerzo, cualquier peruano pudo ver, por fin, Casa Rosada, la obra póstuma del querido Palito Ortega.
Antes, la única manera de ver la película era la piratería con las funestas consecuencias para los productores nacionales.
Pero, desde que los empresarios de Netflix vieron algún potencial en el cine provinciano, cualquier peruano, aunque sea solo por curiosidad puede ver “su” cine.
Casa Rosada es el ejemplo perfecto de lo que representa el cine de provincias: una mirada propia a nuestra realidad.
Con toda seguridad un peruano que sufrió durante los años de violencia política en el Perú verá reflejada su vivencia, no son producciones ajenas a su realidad sino en la recreación del director ayacuchano.
No solo fue Netflix sino que Amazon Prime Video también vio un potencial en la creación de Palito. Además, no solo fue Casa Rosada la que saltó al streaming, sino El Rincón de los Inocentes que estuvo disponible en Amazon Prime y Cine Aparte.
La exhibición de sus películas en estas plataformas tiene un lado triste: Palito Ortega no vivió para ver una nueva forma de llevar su cine al público.
Es importante aclarar que en la actualidad las películas ya no se encuentran disponibles en el catálogo.
Wiñay Pacha
Durante estos días, la plataforma Netflix anunció el estreno de la película peruana Wiñaypacha para el 9 de noviembre. Por cierto, la película también se exhibe en Prime Video.
A pesar de su éxito, Wiñay Pacha tampoco fue bien tratada en el circuito comercial del cine. Ni el mismo Catacora le tenía fe, tal como confesó mucho después; sin embargo, la hermosa fotografía, la emotiva historia y la originalidad en la forma de contarla junto a los premios y reconocimientos de los que fue objeto permitieron que tenga un buen desempeño comercial, superando los 20 mil espectadores.
Otro puneño que tuvo su revancha es Amiel Cayo, el protagonista de la celebrada película Retablo la cual también se exhibe en streaming. Es importante mencionar que la película no pudo ser estrenada en Ayacucho.
Cuando se estrenó en Perú, esta región aún no contaba con cines, por lo que fue imposible proyectarla en dicho lugar.
Ambas películas son en sí, un logro cultural pues Wiñaypacha está en idioma aymara y Retablo, en Quechua. Por fin, el poblador de habla aymara, podrá sentarse cómodamente, prender su televisor, laptop, celular, o tablet y sentir en su idioma materno.