Entrevista a Walter Bedregal
Para conocer de cerca el quehacer literario en la ciudad de Juliaca, entrevistamos para Altiplania a Walter Bedregal Paz, poeta reconocido y figura clave de la cultura local. Nacido en Tacna, vive desde su infancia en la llamada “ciudad de los vientos”. Fundador y director de la Editorial Independiente Hijos de la Lluvia, Bedregal nos ofrece una valiosa reseña histórica de la poesía juliaqueña, así como un recorrido por la trayectoria de la editorial que dirige desde hace 35 años, con más de 200 títulos publicados, lo que la convierte en una de las casas editoras independientes más importantes del país. A continuación, el resultado de esta entrevista.

Estimado Walter, ¿cuáles han sido las figuras más importantes de la poesía en Juliaca en el siglo XX?
Si hablamos de la poesía que trasciende a nivel nacional es indispensable mencionar a Luis de Rodrigo, seudónimo de Luis Augusto Rodríguez Ortiz (1897-1989), cuya poesía llegó a los Estados Unidos donde vivió un tiempo. Además, ganó una Mención de Honor en el Concurso Nacional de Fomento de la Cultura (1944) por su poemario “Puna” obra que se publicó en un libro conjuntamente con la de Luis Nieto y Mario Florián. Era una época en la era muy difícil publicar, de ahí que él sea uno de los referentes no sólo de la poesía juliaqueña, sino también de todo Puno.
Después de Luis de Rodrigo, en los años 50, aparecen en Juliaca escritores como Vicente Benavente Calla, nacido en esta ciudad, y José Parada Manrique, dos nombres que destacaron en aquella época. Tuve la suerte de conocer a ambos; con Vicente Benavente compartí clases, él canto siempre a la “calcetera”, a la cholita juliaqueña.
Benavente (1926 – 2009), es considerado por los seguidores de la poesía sur peruana, como uno de sus principales escritores; formo un colectivo cultural que realizó diversos encuentros literarios a los cuales trajo a Juliaca a personajes como Luis Nieto Miranda, Luis Fernando Echeverría, Cordero y otras voces.

Algunos de sus libros más importantes fueron “Cinco poemas para mañana”, “Mensaje cholo” , “Julia”, nombre de su primera esposa, “Vientos de amor”. Otro, “Mural de latidos”, es un homenaje a las huelgas magisteriales de los años 70, como también “Cantos encendidos”. Tiene también un libro de poesía para niños “Peloteritos del recreo”. Felizmente la familia logró publicar toda su obra en una antología muy valiosa.
Lo que no ha pasado con la obra de José Parada Manrique (1927 – 1992), quien, además de ser un conocido compositor de música, publico libros de poesía, muchos de las cuales logre recoger, pero que finalmente no logramos publicar con la familia. Algunos de sus libros son “Transparencia del olvido”, que alcanzamos a publicar, “Guijarro elemental” ,”Banderas al Viento, “Bolitas de Cristal”, “Fogatas en la Pampa” y “Siete Banderas” entre otros.
Luego de los poetas que hemos mencionado, vienen Alberto Valcárcel Acuña (1944 – 2010) y Percy Saga Bustinza (1947-2017). Alberto Valcárcel se dedicó desde muy joven a la política, siendo el subprefecto más joven del Perú cuando ocupó dicho cargo en Puno. En 1966 se hizo un primer encuentro internacional en Puno, donde todavía estuvo Vicente Benavente, en el cual participó muy joven Alberto Valcárcel y otros escritores nacionales y también de Bolivia. En esa ocasión compartimos con él. Algunas de sus obras son “Vuelco a pasos”, “Cantos Extraviados”, “Tupac Amaru” y “Tres poemas corales”.
El poeta Zaga Bustinza, destacó no sólo por su poesía, sino también por su actividad política y como gestor cultural. ¿Puedes decirnos algo más sobre él y otros poetas de Juliaca que han destacado?
Percy Zaga Bustinza se nos fue hace unos años. De él falta también publicar su obra completa, aunque como editorial “Hijos de la lluvia” publicamos “Contra todo silencio”. Otros de sus poemarios son “A Mayte”, “Mi país”, “Cinematógrafo de lienzo y bambú”, un libro objeto que se abre como un paraguas, “Juliaca”, “Mi ciego, mi gallo y tú”, que es un poemario político muy bueno, y “Mapa sin fronteras”.
Fue uno de los poetas más preparados de su generación; estudio educación y literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y vino a Juliaca a trabajar en diferentes institutos, sacando varias promociones de jóvenes inclinados a la literatura. Fue también político, pero un político muy bueno. En Juliaca reunió a los escritores en la filial de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas – ANEA, de la cual fue su primer presidente.
Formó parte del grupo intelectual “Carlos Oquendo de Amat” junto con Omar Aramayo, José Luis Ayala y Gloria Mendoza Borda (1948). Ella es una de las mujeres más importantes en la poesía juliaqueña; su voz ha trascendido mucho, más que la mayoría de los autores varones. Ha caminado más que todos, viajando a diferentes países y siendo a nivel internacional. Tiene una obra extensa y continúa escribiendo y publicando (Mendoza Borda G. 2024. “El silencio de la memoria”, Editorial Hijos de la Lluvia).

Otro poeta de esa generación, aunque muy poco conocido, fue Jesús Cáceres Velásquez (1945-1986), uno de los hermanos menores de los Cáceres-Velásquez, quien optó por la literatura, estuvo en París y se casó con una francesa. Publicó en 1965, el “Hombre interno” y su obra fue reunida en “Homus, humano, hombre”. A pesar de que la familia tenía mucho poder económico y político, él prefirió alejarse de eso.
En los años 80, llegando ya a los 90, aparecen pues nuevas voces en Juliaca. Ese fue el caso de Rudy Frisancho Gallegos (1962), quien fue finalista en el Concurso Regional de Cuento en Puno (1994). Algunos de sus poemarios son “Espejos de la vida”, “El lápiz alado”, “Quiméricos proyectos”, “Poemas silvestres”, “Valle interior” y “Crisálida”. Otro es, Alexander Ligue, quien obtuvo el Premio Horacio Zevallos 2013 de la Derrama Magisterial, con su poemario “Monologo de un cantor”, pero su libro no logro publicarse.
¿Cómo surgió la editorial “Hijos de la lluvia” y cuál ha sido su desarrollo hasta ser una institución en Juliaca y en el sur del Perú?
En los años 80 formamos parte del grupo de jóvenes entusiastas del pedagógico. Para 1990 armamos el proyecto del grupo editorial “Hijos de la lluvia” y empezamos a hacer los primeros encuentros de poetas y narradores, poco a poco empezamos también a publicar libros y a salir a diferentes ferias del libro.
El primer libro que publicamos fue a raíz del lamentablemente fallecimiento de Julio Chiroque Paico, quien vino a Juliaca del norte del país. Falleció en un lamentable accidente y en su homenaje publicamos un libro con sus poemas. Así empezamos a publicar a algunos poetas y narradores puneños de la generación del 90, generación sobre la cual hice luego un estudio donde hablo de todo el proceso literario en Puno en esos años.
El nombre de “Hijos de la lluvia” viene del tema geográfico. A Juliaca se le conoce como la “ciudad de los vientos”, pero aquí también hay lluvia, granizada. Así le pusimos ese nombre. Han sido años de mucho esfuerzo, incluso fuimos los primeros en hacer ferias del libro en Puno, porque nosotros ya asistíamos a las ferias de Lima y Arequipa y con esa experiencia en el año 2005, 2007, organizamos la primera Feria del Libro de Juliaca. No lo hizo Puno, ni en Cuzco, ni Moquegua, ni en Tacna.

También hemos hecho los festivales de poesía y de narración, y por dos veces las bienales de arte en Lampa que llevó el nombre de Víctor Humareda. Todo eso fue muy beneficioso para el pueblo, porque llegaron también grandes escritores, como jurados y también como invitados nacionales e internacionales. En cuanto a títulos publicados, de acuerdo con la base de la Biblioteca Nacional del Perú, hemos llegado ya a superar los 200 títulos en los 35 años de Hijos de la Lluvia.
Quién diría que la época de la pandemia hemos publicado casi 10 libros por mes. El estar encerrado y con tiempo, ayudo bastante a que los escritores publicaran, como también ayuda ahora la publicación bajo demanda.
Juliaca se caracteriza por tener una gran actividad comercial, ¿cómo relacionas eso con la actividad editorial?
Si la han denominado desde hace años como una ciudad comercial, es porque en Juliaca convergen personas de todas las provincias de Puno; pero Juliaca, ya desde la época de Vicente Benavente era una ciudad letrada. Estaba a la par con Puno; muchos iban de Juliaca a estudiar a Puno, otros a Arequipa, otros a Cuzco, el poblador de Juliaca desde siempre ha buscado nuevos horizontes y ello ha hecho que surjan grandes hombres Juliaqueños.
Como decía Manuel Jesús Baquerizo, cuando estuve en un encuentro de escritores en Huancayo, Juliaca destacaba por Vicente Benavente y también por José Paniagua Núñez. Juliaca no estuvo ajena al desarrollo cultural desde los tiempos de Orkopata. En esos años la ciudad recién empezaba a crecer, pero hoy en día ya podemos decir que estamos a vanguardia el tema cultural, pues Juliaca tiene una editorial independiente que no lo tiene Puno. Otra cosa son las editoriales universitarias, como la de la Universidad Nacional del Altiplano, que ha tenido años en que edita muchos libros y otros casi nada. Pero, nosotros estábamos ya desde los años 90 trabajando y hemos llegado a la Feria de Guadalajara, conjuntamente con Luis Pacho y Darwin Bedoya, y a la Feria de Santiago de Chile también.

Lamentablemente, los estímulos económicos para las editoriales independientes ya no son lo que eran; la participación en las ferias internacionales se beneficia a veces a editoriales que no tienen experiencia o todavía no han hecho publicaciones importantes. A algunas ferias nacionales, solo quieren que se envíen libros, además, con los cambios de gestión en el Ministerio de Educación se cambia también el tipo de apoyo a las actividades.
¿Cuáles son sus próximas actividades aquí en Juliaca?
Ahora, como cada año nos estamos preparando para la Feria Internacional del Libro de Juliaca que organizamos en el mes de octubre. Por falta de apoyo no podemos organizar, como hacíamos en otros años, el festival de poesía “Cielo de relámpagos” que se quedó en su quinta versión, y tampoco el “Encuentro de narradores peruanos”. Pero vamos a juntar todo en la feria internacional de octubre.
Tenemos mucho por publicar todavía. Imagínate que el 2026 y el 2027 son años muy importantes para para la poesía y narrativa de Puno, porque se van a celebrar 100 años de los “Cinco metros de poemas” de Oquendo” y del “Boletín Titikaka” del grupo Orkopata; también los 70 años de “El pez de oro” de Churata. O sea, hay cualquier cantidad de libros que se publicaron hace 100 años. ¿Sabrán esto los gobiernos locales y el gobierno regional? Si hablamos de Puno hay libros fundamentales que deben ser reeditados por el centenario.
Nosotros vamos a hacer los esfuerzos de publicar algunos de esos libros para que se conozcan; los más fundamentales son unos 10 títulos. En eso estamos.