Escribe: GUILLERMO VÁSQUEZ CUENTAS
Mucho se ha escrito, hablado y publicado sobre Manuel María Núñez Butrón, una de las personalidades nítidamente sobresalientes de la cultura puneña. Los juicios encomiásticos sobre la obra y propósitos de este médico menudean en los círculos intelectuales, vinculados al estudio y consideración de la realidad altiplánica peruana desde enfoques de las ciencias sociales y de las ciencias médicas.
De acuerdo a modernas elaboraciones teóricas en el campo social, Núñez Butrón puede ser visto como un real precursor del “Buen Vivir”, si es que admitimos el significado de esa categoría conceptual como lo plantea Ricardo Jimenez[1], esto es, como la propuesta de un nuevo paradigma civilizatorio, con implicaciones políticas, económicas y culturales, que rescata la ancestral experiencia de los pueblos indígenas latinoamericanos, especialmente andinos, y se nutre del pasado legado ancestral que emerge y reverdece dirigiéndose a la búsqueda de una restructuración del orden social predominante.

En ese marco, aquí queremos traer a colación algunas opiniones –solo algunas- sobre la trayectoria vital de este hombre entregado a la promoción y reivindicación del indígena puneño.
Rogelio Bermejo Ortega, médico puneño en su libro LOS CAMINOS DE SALUD PUBLICA, abril 2014 ofrece una síntesis de quién fue y que significó Núñez Butrón para la medicina peruana:
“…nació en Samán el 1 de enero 1900, falleció el 7 de diciembre de 1952, en Juliaca. De 1933 a 1952 creó una verdadera doctrina sanitaria y social, el RIJCHARISMO, para mejorar la situación del indígena diezmado por el tifus y la viruela, intoxicado por el alcohol y la coca, sumido en la ignorancia y explotado por los hacendados, los gamonales, los curas y los tinterillos. Formó sus «Rijcharis» (despertadores) que eran sanitarios y promotores indígenas, que fueron capacitados para vacunar, enseñar limpieza y explicar la causa de las enfermedades…. Su doctrina que la difundió en su periódico eventual «RUNA SONCO» (Corazón de Indio), tenía como simbolismo el «agua pura de los ríos y el jabón, para la salud física; y el lápiz y el cuaderno, para la salud mental y social».… fue un maestro, un filósofo, un humanista. Tuvo detractores, lo acusaron de comunista, lo llamaron de Lima, lo defendieron y volvió para seguir trabajando como Médico Titular de San Román – Juliaca… La Organización Mundial de la Salud, en Alma –Ata [Rusia, 1978], consideró que el Dr. Manuel María Núñez Butrón, ocupa en la historia de la sanidad un alto sitial de “Pionero de la Atención Primaria de Salud en el mundo”, y el Colegio Médico del Perú, en el 2do. Congreso Nacional de Médicos del Primer Nivel de Atención (Set., 2011), acordó declarar al Dr. Manuel María Núñez Butrón como «el cuarto símbolo de la medicina peruana», conjuntamente con Hipólito Unanue, Cayetano Heredia y Daniel Alcides Carrión”.
Agregamos nosotros que, mediante Resolución Suprema de 27 de agosto de 1982 expedida por el presidente Fernando Belaúnde Terry se otorga a Manuel Núñez Butrón la condecoración Póstuma de la orden Hipólito Unanue, en el grado de Gran Oficial, por servicios meritorios.
El 20 de diciembre del 2002, la Organización Panamericana de la Salud, la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de nuestro país declaran a Manuel Núñez Butrón HÉROE DE LA SALUD PÚBLICA DEL PERÚ. Actualmente es considerado como el PADRE DE LA MEDICINA SOCIAL DEL PERÚ y el PADRE DE LA MEDICINA DE PUNO.

El Colegio Médico del Perú[2], expresa que
“Hablar de vocación de servicio y el compromiso de un médico con la sociedad, es hablar de Manuel Núñez Butrón, un médico puneño que incorporó lo que hoy llamaríamos el derecho a la salud, donde todos tienen derecho a ser atendidos. En 1933 formó sus “Rijcharis” viendo así nacer sus doctrinas, siendo hoy la atención primaria de salud. Manuel Núñez Butrón es ahora un MÉDICO DEL BICENTENARIO.
Por lo demás hay instituciones educativas y centros de salud que llevan su prestigiado nombre.
En la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica, Lima abr./jun 2005, José Neyra R. Miembro Emérito de la Academia Nacional de Medicina, señala que Núñez Butrón obtiene su título de médico en Barcelona, España, el 7 de marzo de 1925, revalidándolo en la Facultad de Medicina de San Fernando el 5 de septiembre de ese mismo año. Y cuenta:
“…Regresa con su título a Puno, observa la pobreza, la ignorancia y la miseria de la raza indígena que vivía casi sin ninguna atención sanitaria… Le tocó vivir una época de gran trascendencia como el despertar del indigenismo, las enseñanzas en la escuela de José Antonio Encinas, un maestro a carta cabal, todo lo cual impulsó a Núñez Butrón a crear un indigenismo pragmático privilegiando el cuidado de la salud. Es así como en 1933 crea la primera brigada sanitaria en Isla, una comunidad cercana a Juliaca para mejorar la situación del indio diezmado por múltiples enfermedades. Crea la doctrina del “rijcharismo” (del quechua “rijchari”, despertar) con sus símbolos agua pura, jabón, lápiz y cuaderno…”
Vista desde posiciones contemporáneas, la finalidad primordial del movimiento rijcharista fue el mejoramiento de la salud física y mental de los indígenas. Durante el lapso de 1933 (en que regresa a Juliaca) a 1949 se implementaron una serie de acciones y medidas, partiendo de la declaración como enemigos principales, al piojo, al alcohol, al papel sellado y el analfabetismo. El movimiento se legitimó en el respeto a la cultura ancestral y en su identidad indígena. Los agentes del movimiento llamados “rijcharis”, organizaban brigadas que visitaban a las comunidades y parcialidades de su espacio de influencia, enseñaban higiene corporal, a hacer pequeñas curaciones, colocar inyecciones, vacunas.
Debe tenerse en cuenta que Núñez Butrón a su regreso a la provincia de San Román –premunido ya de conceptos sobre “medicina preventiva”-, advirtió que la deplorable situación del campesinado de su tierra que él constató de joven, no había cambiado: La pobreza extrema campeaba mostrando condiciones alarmantes en alimentación, vivienda, higiene y vestido, junto con las epidemias de viruelas, tifus exantemático, tifoidea, enfermedades diarreicas y broncopulmonares. Y encima de todo ello, la explotación ejercida contra ellos por la clase terrateniente. Frente a esa lacerante realidad empieza a organizar como médico y como educador el movimiento de medicina preventiva conocida como “rijcharismo”.
“El movimiento fue un modelo a pequeña escala de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamaría en el futuro Atención Primaria de Salud”, refiere David Salinas Flores, quien se desempeña como catedrático de Medicina Humana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, autor del artículo “Manuel Núñez Butrón: Pionero de la Atención Primaria en el Mundo”[3]. En ese texto Salinas resalta que:
“…En una época en que nadie se preocupaba de los problemas de salud de los campesinos puneños, Núñez Butrón lo hizo y trató de trascender el rol tradicional de los médicos provinciales, decidió viajar a diferentes localidades, en sus viajes contactó a personas dispuestas a colaborar y las organizó en una “Brigada Sanitaria Rijchari en Juliaca… El rijcharismo apareció como una doctrina que buscaba fusionar la medicina tradicional con la medicina científica…optó por la incorporación de los curanderos en las brigadas sanitarias, lo cual era realmente revolucionaria: los médicos peruanos desde fines del siglo XIX combatían a los curanderos, Núñez los asimiló y les enseñó a vacunar, colocar inyectables, con ellos fue más fácil penetrar en la mentalidad indígena… El contexto de la obra de Núñez Butrón fue el indigenismo, un movimiento cultural que revalorizaba a la raza indígena. Diseñó un indigenismo médico y fue elogiado por los fundadores del indigenismo”.

El Rijcharismo es visto desde una perspectiva cubana [4] como
“…una experiencia pionera de interculturalidad en América, de desarrollo endógeno, participación comunitaria y atención primaria de salud, que permitió a las comunidades altipampinas de Puno, un acceso real al control de los procesos que afectaban su salud… [surge] como respuesta a la precaria situación sociosanitaria que tenían. El movimiento se legitimó en el respeto a la cultura ancestral, en el diálogo intercultural con sus líderes y curadores tradicionales y en su identidad indígena…los brigadistas rijcharis y su líder empoderaron a las comunidades en su cuidado sanitario a través de la participación, la atención primaria de salud y la fundación de escuelas rurales estableciendo por primera vez un binomio social entre la salud y la educación.”
Otro médico puneño, David Frisancho Pineda, en un artículo[5] en el que explaya sobre el “Rijcharismo” califica a Manuel Núñez Butrón como verdadero “apóstol de la medicina rural”. Refiere que después de revalidar su título de médico cirujano en San Marcos,
“…desechando la tentación de quedarse con más facilidades en la Capital, el flamante médico, guiado por un inconmensurable amor a su terruño, decide sus conocimientos al servicio de sus pobres y abandonados coterráneos campesinos. Sus primeras impresiones son desoladoras, textualmente anota: “¿Qué hace un médico recién egresado de la facultad si apenas tiene un termómetro y un recetario?”. No podía ser de otro modo, puesto que en aquellos años no existía Ministerio de salud Pública sino simplemente una dirección general de salubridad, dependiente del Ministerio de Fomento… Fue en la provincia de San Román donde hacia el año 1933 creó y puso en práctica, con éxito, una doctrina sanitario-social a la que llamó «rijcharismo»…, Núñez Butrón enfrentó el reto de un medio geográfico y cultural tan complejo con creatividad y tenacidad, imponiendo un nuevo estilo de política sanitaria acorde a la realidad de sus habitantes, usando los recursos del lugar. Para empezar, recorrió el extenso altiplano a caballo, en motocicleta y muchas veces a pie; pero al principio sus logros eran escasos y efímeros, pues los indios desconfiaban de sus procedimientos y preferían seguir sus métodos empíricos, más prácticos y más baratos. Además, era rechazado por ser «misti», es decir mestizo, por los terratenientes y por las autoridades -jueces y gobernadores- que secularmente habían sometido a los campesinos indígenas a una miserable servidumbre”.
En 1935 Núñez Butrón fundó un pequeño periódico con el epígrafe de “Runa Soncco”, inducido –según algunos informantes- por Eustaquio Aweranqa, ligado al famoso “Grupo Orkopata”. El propósito de la publicación no era solamente informar sino proyectarse en la forja del principio: “Un indio limpio causa mucho respeto y si sabe leer y escribir, se le respeta mucho más”.
Los artículos de la revista Runa Soncco criticaban duramente a los abogados que generalmente defendían a los hacendados. La crítica social, el cariz étnico, autónomo y popular que adquirió la propagación del movimiento, despertaron las sospechas y manifiesta oposición de los grupos regionales de poder. Al respecto, Frisancho anota que
“…para difundir con mayor provecho las enseñanzas sanitarias y la doctrina del «rijcharismo», Núñez Butrón editó la revista Runa Soncco, «primer periódico de los indios y sólo para los indios», adaptado a la mentalidad y a las necesidades del indígena. El primer número salió el 28 de abril de 1935 y el décimo y último el 24 de junio de 1948. Aunque literalmente Runa Soncco se traduce como «corazón de indio», su significado puede interpretarse como «el que ama al indio con todo su corazón», «el amigo». Y ese era realmente el rol de este primer vocero sanitario rural en el PERÚ y quizás en América Latina, mensajero de la doctrina «rijcharista» y de los principios elementales de la salud, al mismo tiempo que vocero de las actividades de los campesinos, tales como matrimonios, bautizos, muertes, comercio, viajes, etc.”

El notable escritor puneño José Portugal Catacora en su ensayo “El Movimiento Educativo Rijchari”, inserto como Capitulo XIII en su libro Historia de la Educaciòn en Puno, acota,
“Entendiendo la promoción cultural como desarrollo intelectual de tipo ilustrativo o instructivo, [el movimiento rijcharista] emprendió tareas de cultura intelectual como aquello de publicar dos revistas. Rijchari o ¡Despertad! y Runa Sonqo o corazón humano, que se publicaron sucesivamente en Juliaca con más de diez ediciones. Fueron las primeras revistas en las cuales los personajes eran indios y sus problemas sociales fueron tratados en forma original humorística a la par que de protesta. Los indios pudieron expresar su pensamiento con escritos que si bien despertaban hilaridad, por su deficiencia de dominio del castellano, en cambio eran genuinas y eso era ya un éxito primigenio…Por otro lado fueron también las primeras revistas que consignaron notas sociales de la vida campesina, el nacimiento de un niño, la enfermedad de una campesina, la muerte de algún miembro del ayllu, etc., eran noticias que le daban personalidad original al movimiento Rijchari como promoción social y cultural. También se deslizaban, a disgusto de las autoridades, noticias de los abusos que cometían algunas malas autoridades, cuya existencia ha sido proverbial en el interior del país…No olvidemos que el alfabeto de Runa Sonco o corazón humano, fue aprobado por una asamblea de indios o por un ‘‘congreso de ignorantes”, como decía el mismo Butrón, pero por eso mismo el más sabio”.
Una posición crítica y hasta con cariz descalificatorio, es la de Victor Raúl Sacca Abusabal, docente de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, quien en un ensayo sobre el “denominado problema indígena” publicado en la revista CONTISUYO Nº 1 octubre 1987, señala de entrada que “Todos los ensayos de «reivindicación”o «regeneración” del indio (campesino) por vía educativa, religiosa o sanitaria, han sido de un candor clamoroso, cuando no producto de burdos diversionistas”, e incluye en los propósitos educativos y sanitarios al
“… movimiento «RIJCHARI», iniciado por el médico Manuel Núñez Butrón en las primeras décadas del siglo y a quién llama Lisandro Luna, «socialista». Pero el Rijchari tendía sólo a enseñar al indio (campesino) la práctica de métodos higiénicos y profilácticos, bajo el lema de «el jabón antes de la cartilla, el peine antes que la palabra». El hecho de que los gamonales persiguieran a Núñez Butrón hasta obligarlo a exilarse, acallando su vocero periodístico «Runa Soncco», no demuestra precisamente el menor tinte «socialista» del Rijchari, sino, en todo caso, la salvajada del hacendado que incluso mira como un peligro para sus intereses el que los indios (campesinos) practiquen la higiene”.
Por cierto, las actividades del rijcharismo se daban en el campo, en donde los hacendados que acostumbraban pagar parte de los salarios con alcohol y los comerciantes que lo vendían, vieron afectados sus intereses con las campañas antialcohólicas de los rijcharis. Se manifestó el inevitable conflicto, que por momentos alcanzó agudas consecuencias para Núñez Butrón, pues al final tuvo que dejar el liderazgo del movimiento.
Sobre esto, David Salinas Flores en el artículo antes citado refiere que:
“La Iglesia recelaba la activa colaboración de los adventistas, los comerciantes estaban resentidos de las campañas contra el alcohol, los abogados se sentían atacados por las críticas y los hacendados sospechaban que la educación del indígena podía hacer a estos más hábiles para reclamar sus derechos. Así, la Subprefectura de Juliaca prohibió inaugurar una nueva escuela rijchary y un desfile de la brigada sanitaria, luego se produjeron presiones para descabezar el movimiento. El doctor Núñez Butrón fue trasladado en 1937 a la selva y luego a Ayacucho”
Enrique Encinas Franco, otro reconocido médico puneño, dijo que todo el mundo conocía el trabajo fecundo y sacrificado de Núñez Butrón, pero el Perú oficial y dominante lo desconocía. Por eso “fue perseguido, injuriado y hasta encarcelado por el solo delito de haberse ocupado de esa masa enorme de campesinos que puebla una cuarta parte del país”.
Una complicación pulmonar, apagó la vida de este gran médico, prohombre puneño un 7 de diciembre de 1952, causando un profundo dolor en los campesinos, quienes lo consideraban su protector y amigo. El Perú le debe mucho.
[1] ¿Qué es y para qué sirve el Buen Vivir?, en https://cinereverso.org/
[2] https://www.youtube.com/watch?v=AWe_fWRyRfg&ab_channel=ColegioM%C3%A9dicodelPer%C3%BA
[3] Revista Médica de Chile; Vol. 142, núm. 12 (2014): DICIEMBRE 2014
[4] Gustavo Aliaga en Rev. Cubana Salud Pública vol.41 no.3 Ciudad de La Habana jul.-set. 2015