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La batalla de Zepita y su tiempo
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La batalla de Zepita y su tiempo

Por JUAN PALAO BERASTAIN

La Batalla de Zepita ocurrió en la pampa de Chua Chua, el 25 de agosto de 1823, es un hecho histórico relevante en el proceso de la independencia del Perú y América, que sucede en circunstancias militares y políticas poco venturosas para el proceso emancipador. Militarmente el Ejército Libertador de San Martín realizó la campaña desde Ica a la sierra central y norte. Había socorrido al ejército colombiano en la batalla de Pichincha y Riobamba, en apoyo a Sucre; y trataba de incorporar soldados para formar nuevos batallones y poder enfrentar a los ejércitos virreinales, los que se ubicaban en Cusco, Arequipa y Alto Perú y contaban con tropas regulares y milicias, estas últimas conformadas por población indígena a cargo de los caciques leales a la Corona.

Para lograr la Independencia se debía derrotar a esos ejércitos; San Martín ideó para ello la Campaña o Expedición de Puertos Intermedios, trasladando tropas a los puertos del Sur e ingresar al Altiplano, para lo que contaría con apoyo de fuerzas auxiliares del Rio de la Plata y de Chile, y movilizando al ejército del Centro al Sur a fin de enfrentar a los ejércitos realistas por separados.

Al retorno de Guayaquil en agosto de 1822, San Martín se encontró con una actitud del gobierno de Lima totalmente adversa a su gestión política, ya que su Secretario de Gobierno Bernardo de Monteagudo fue detenido y las leyes por él auspiciadas y decretadas, como la anulación del pago de Tributo Indígena, la entrega en propiedad de la tierra que laboraban los indígenas, la abolición de la esclavitud y la prohibición de la servidumbre indígena a las autoridades, eran repudiadas por la élite criolla, que propició una campaña contra su persona aduciendo pretensiones monárquicas de San Martín. Ante esta situación deja instalado el Congreso constituyente el 20 de setiembre de 1822 y procede a retirarse del Perú. Las leyes mencionadas fueron derogadas. Cabe anotar que igual situación se dio cuando Bolívar, habiendo restituido a Monteagudo en su cargo y decretado nuevamente dichas leyes, a su retiro, el congreso nuevamente las abolió.  

El Congreso Constituyente gobernaba a través de la Junta Gubernativa, que en los aspectos militares no tenía mucho apoyo del Congreso. La Junta decidió llevar adelante la estrategia de San Martín, para lo que conformó y embarcó al Ejército del Sur el 17 de octubre al mando del General Rudecindo Alvarado, que desembarcó en Iquique el 11 de noviembre, siendo la mayoría argentinos y chilenos.

El plan consideraba que un ejército auxiliar debía llegar desde Salta, pero debido a los problemas políticos en las Provincias del Río de la Plata y la deficiente labor de coordinación de la política militar, no participaron en la campaña. Similar situación se dio con la participación chilena. Tras esperar infructuosamente la llegada de dichas fuerzas auxiliares de Salta y Santiago, Alvarado se traslada a Ilo con parte de sus tropas. Pero el ejército Realista al mando del General Canterac se traslada desde Jauja al Sur, y el General Valdez desde Sicuani realiza similar traslado. El enfrentamiento se da en la Batalla de Torata el 10 de enero de 1823, donde es derrotado el ejército patriota y aniquilado en Moquegua. Lo que quedó, se trasladó a Ilo y zarpó a Iquique y luego a Lima.

El General Rudecindo Alvarado, siendo prisionero, es recluido en la isla Esteves de Puno, en el Titicaca. Posteriormente el 27 de diciembre de 1824, fueron liberados los patriotas recluidos en dicha isla y se proclamó la independencia en Puno. En su oportunidad el Ejército del Centro, al mando del General Arenales, solicitó trasladarse al Sur, lo que fue denegado por la Junta Gubernativa. Así concluyó esta Campaña de Puertos Intermedios, que provocó la crisis política y militar, generando el Motín de Balconcillo, donde los jefes militares peruanos exigieron el nombramiento del Coronel José de la Riva Agüero como Presidente de la República, lo que se aceptó el 27 de febrero, habiendo oposiciones en el Congreso, de tal modo que Luna Pizarro se exilió en Chile. Se dieron ascensos a militares del motín de Balconcillo, así Santa Cruz fue ascendido a General de División y Ramón Herrera y Agustín Gamarra a Generales de Brigada.

La recomposición de los mandos militares de abocó a reclutar soldados en Huánuco, Trujillo y Huaraz, a conformar nuevas unidades y reforzar las debilitadas. Se establecieron contactos con Colombia, Argentina y Chile. A mediados de mayo la preparación militar había mejorado sustancialmente y las nuevas unidades quedaron al mando de oficiales peruanos.

Placa en el monumento en Zepita

Se consensuó un Plan para la Segunda Expedición a Puertos Intermedios, la cual tendría como objetivos dividir al ejército virreinal y derrotar al Ejército realista del Alto Perú, al mando del General Olañeta. Para ello se contaría con la participación de fuerzas auxiliares de Argentina y Chile y del primer contingente llegado de Colombia.

Un número de 5,095 hombres terminó de embarcarse en el Callao el 25 de mayo, conformado por infantería, caballería, artillería y maestranza, la mayoría eran peruanos, y 1,300 entre argentinos y chilenos. El General en Jefe era Andrés de Santa Cruz y Jefe de Estado Mayor Agustín Gamarra. Parte del ejército se desembarcó en Arica al mando de Gamarra y el resto en Ilo con Santa Cruz. Gamarra llega a Viacha y Santa Cruz ocupa La Paz el 8 de junio.

Mientras tanto la situación en Lima se complicó por la presencia del ejército realista que al mando de Canterac ocupa la ciudad el 18 de junio durante un mes y parte hacia Cusco para apoyar al ejército del Virrey ante la presencia de Santa Cruz. En el Callao Riva Agüero, congresistas y Sucre, que había llegado en mayo, decidían la convocatoria de Simón Bolívar; y por diferentes opiniones Riva Agüero se traslada a Trujillo con parte de congresistas generando una crisis de gobierno. Sucre asume el mando en Lima y dejando a Torre Tagle a cargo de la Presidencia se embarca con varios batallones hacia el Sur, en apoyo de Santa Cruz. Llegando al puerto de Chala y Quilca el 17 de agosto y se dirigieron a Arequipa, llegando el 30 de agosto.

Luego del desembarco, Santa Cruz ordenó a Gamarra ir al encuentro de Olañeta, que se retiró hacia Oruro y luego a Potosí. El virrey La Serna ordenó al General Gerónimo Valdés la marcha al Desaguadero, pasando por Puno el 14 de agosto. Los ejércitos virreinales de Canterac y Carratalá estaban en camino al Sur, encontrándose en Juli. Ante esa situación Santa cruz decide trasladarse a Desaguadero. Y enfrentar a Valdés.

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El día 25 de agosto, el ejército patriota cruza el puente rústico del río Desaguadero e inicia una escaramuza ante el ejército hispano, quienes se retiran a Zepita, ubicándose estratégicamente en las laderas altas de la pampa de Chua Chua, al pie de la montaña y volcán Kapia. En horas de la tarde el ejército patriota recibe la orden de iniciar la batalla, empleando la artillería y el desplazamiento de infantería y caballería, realizando amagos de retirada a fin de ser perseguidos, logrando el objetivo de hacer bajar a las fuerzas hispanas a la pampa. con diversas maniobras tácticas y el accionar de la caballería al mando del coronel Federico Brandsen y la infantería del comandante Eugenio Garzón, logran la retirada del ejército de Valdés y Carratalá hacia Pomata iniciado el anochecer. Las tropas patriotas quedaron en el campo de batalla atendiendo sus heridos, al día siguiente procedieron a recuperas armamento y caballos abandonados por los hispanos.

El triunfo en Zepita del Ejército Peruano fue reconocido, generando la nominación de Mariscal de Zepita a Santa Cruz y medallas conmemorativas, designando a un batallón con su nombre. Las acciones posteriores a la Batalla fueron le ingreso al Alto Perú tras Olañeta, pero teniendo la persecución del ejército español reforzado por el comandado del Virrey, lo cual motivo tener que eludirlos y retornar hacia Pomata y de allí a Moquegua, llegando el 24 de setiembre. Habiendo quedado muchos soldados rezagados en la retirada. Teniendo el apoyo de Sucre en Moquegua continuaron a Ilo, embarcando hacia Lima a cargo de Gamarra. Los ejércitos españoles ocuparon Arequipa.

Batallón Zepita en 1890 en el Cuartel Santa Catalina, creado en honor a la batalla ganada.

 Cabe anotar que, la premura en iniciar esta expedición sin lograr concretar las coordinaciones necesarias con Argentina y Chile, no posibilitaron lograr el objetivo de la Expedición. En Lima había conflictos políticos originados por Riva Agüero en Trujillo, convocando a militares contra el Congreso de Lima. El 1 de Setiembre llegó Simón Bolívar con el ejército colombiano, siendo reconocido por el Congreso como Libertador, concediéndole la máxima autoridad política y militar.

Así, las Excursiones a Puertos Intermedios y la Batalla de Zepita, realizadas en el lapso del retiro de San Martín y la llegada de Bolívar, fue un año de situación política conflictiva, donde se discutía la manera de definir la forma y de caracterizar a la Libertad, el Tributo indígena, la propiedad de la tierra, la servidumbre y la esclavitud. La necesidad de un ejército nacional y el peligro de la derrota militar hizo de ese año uno en que el escenario de la lucha por la Independencia se trasladó a Puno y los departamentos del Sur.

En la pampa de Chua Chua se conmemora anualmente dicha batalla y en su centenario se erigió el monumento que la perenniza.

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