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Supervivencia del mundo andino forjada en las culturas aimara, quechua y español
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Supervivencia del mundo andino forjada en las culturas aimara, quechua y español

Lo que se hace es bastante limitado y se reduce por un lado a la actividad periodística cultural que es un espacio muy reducido y no siempre apreciado por los medios de información. Escribí artículos de literatura peruana en diarios de distintas ciudades del país como Cusco, Ayacucho, Huancayo, Puno, Arequipa, Lima, Tacna. Por otro lado, publiqué poemas y artículos en revistas literarias o culturales del Perú y extranjero. Mi trabajo fue desde la provincia peruana, no conozco mucho el Centro recién voy conociendo con el placer de lectura, mar, actividades, pero sí estuve en varios países latinoamericanos.

1) En 1971 publiqué Los grillos tomaron tu cimbre (Edición Veloz- Cusco 1971), tuve la orientación de un buen poeta peruano Luis Nieto Miranda que llegó a ser mi profesor en la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco. Recuerdo que era tiempo de los hippies en Cusco, vestían buscando atuendos de ropa distinta, querían volver a la naturaleza porque estaban cansados de las ciudades. Yo usaba unas ropas con huairuros, unas sandalias con campanas, cuando entraba a la universidad todos sabían que entraba la joven poeta. Era una especie de hippie andina, distinta, jamás hice uso de drogas ni alcohol. En mi casa no había prohibición, todos teníamos una formación personal especial. Terminada mi secundaria ya pertenecía al Grupo Oquendo de Puno junto a José Luis Ayala, Omar Aramayo, Gerardo Rosales, Serapio Salinas y Percy Zaga, estos dos últimos poetas nos dejaron antes de tiempo. El más viejo de mi grupo tenía como 18 años. Fuimos impactados por Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Carlos Oquendo de Amat y ese vanguardismo andino en la poesía puneña.

2) El libro que siguió, se debe a los auspicios de instituciones como el realizado en Austin (Estados Unidos)  Lugares que tus ojos ignoran (San Antonio / Texas: M&A Editions, 1985) Poesía Femenina Peruana bajo la dirección de la poeta Cecilia Bustamante. Me casé y me fui a vivir a Ayacucho en 1971 luego de presentar mi primer libro. Allí me impactó la juventud con otras inquietudes. Algunos años dejé de estudiar por motivos de salud. Pero luego Epifanía, la joven que me acompañaba de Puerto Puquis me inscribió nuevamente en la universidad. Había dejado mis estudios de Letras en la Universidad San Antonio Abad de Cusco. Un día le dije “Suéltate las trenzas, arréglate hoy día serás Gloria Mendoza, como si fuera yo anda a la universidad y me matriculas”. Yo había bajado de peso en demasía. Regresó feliz Epifanía. Algunas clases fatales. Nos hicimos amigas con una joven señora Raquel. Para dos cursos teníamos que alistarnos a las 5 de la mañana, las clases en la universidad empezaban a las seis: Materialismo dialéctico, Materialismo histórico. Recuerdo a un profesor Kawata quien nos hacía llevar colores (en ese tiempo no había resaltadores) teníamos que leer en voz alta, en coro junto a Kawata y todos, con libros, las ideas principales se marcaban con distintos colores. Y nadie decía nada, tenían el respaldo de las autoridades universitarias. Entonces me sentí una isla junto a mi compañera Raquel. Tengo una formación socialista por mi padre, pero no extrema como la que vivíamos en Ayacucho. Nos preparaban para la guerra que llegaría después, los profesores nos decían “cinco años más y llega la guerra”. Algunos profesores se fueron a preparar a China comunista. Parecía un cuento, pero era una verdad. Aparecieron movilizaciones entre dos partidos PR y SL, un día Raquel estaba frente a mí con una banderita roja en alto que decía al centro SL, me miró, quedé asombrada, nos alejamos. Otros compañeros no avizorábamos qué guerra, nos parecía una ilusión. Pocos años después empecé a trabajar en un Colegio Religioso María Auxiliadora y en la misma Universidad San Cristóbal de Huamanga a pedido de los que fueron mis profesores por alto índice académico. Huamanga era fuego, no se podía caminar en las calles, de modo que por mi familia me retiré de esa ciudad que nos tuvo 12 años. En Arequipa 4 años no conseguí trabajo porque decían “no a los terrucos” por el sólo hecho de haber estudiado y trabajado en Huamanga. Fue por el libro que me publicara Cecilia Bustamante en Texas que se me abrió el camino como docente. Me presenté a varios concursos y en todos gané. Quiero a esta tierra la Blanca Ciudad que me acogió finalmente, allí escribí, desde Arequipa publiqué, hice periodismo y trabajé además como promotora cultural como 40 años.

Libros de Gloria Mendoza Borda
Foto: https://fannyjemwongm.wordpress.com/

 3) Mi libro Danza de las balsas (Ed. Horizonte, Lima, 1998) – se publicó con los auspicios de la Municipalidad Provincial de Huancané bajo la dirección del poeta José Luis Ayala. Este libro tuvo cierta audiencia y se habló del mismo como una especie de contracorriente en la poesía femenina peruana; luego de la publicación de este libro algunas escritoras latinoamericanas han escrito ponencias sobre el mismo para eventos internacionales de literatura femenina, la escritora chilena Cristina Larco B. en Argentina del año 2001 sustentó una ponencia: «En algún lugar de nuestra América mestiza, agudizo mis sentidos, paseo por las voces, me detengo en donde convergen: La fuerza de la raza, la ternura de la gran mujer y poderosa escritora puneña Gloria Mendoza: Danza de balsas…Danza/de/balsas/sobre las espumas del Titicaca/y/ sólo nuestras manos/ creían en la sinfonía eterna/ del lago más alto del mundo/ nada es tan urgente/ como un día/ de infancia…» Graciela Huinao, con la misma fuerza me lleva hasta territorios mapuches: Los cantos de mi padre/ cuando borracho de sueños/ en el país de mi infancia/ me enseñaba la ruta/ que siguen las estrellas (…) Ahora acuñado sus cantos/ a mi vestido digo: la primera escuela de mi raza/ es el fogón/ en medio de la ruka/ donde arde/ la historia de mi pueblo… Dos representantes de diferentes etnias, la voz del altiplano, del pueblo aimara y quechua retratado por Gloria, quien en otro de sus poemas declara con determinación llamarse Isadora Tipula Quispe y no Gloria Mendoza. Como contra canto está Graciela Huinao, del pueblo huilliche, inmersa en los bosques del sur de Chile y las vivencias de un entorno totalmente diferente… Un vaivén de balsas en las alturas del lago Titicaca, un ardor de fuego en medio de la ruka, dos memorias y una sola nostalgia recurrente, atávica: La infancia, pero no es una infancia común y corriente, ambas van al rescate de un origen y el orgullo de pertenecer…»

4) El legendario Lobo (Universidad Mayor de San Marcos – Facultad de Medicina – 1996) donde trabajaba mi hermana mayor Mercedes; llevaban los muertos a la morgue para la autopsia, había un negro mendigo que tenía la fama de robar para dar a los pobres, bastante sucio, grueso y con una ensortijada cabellera, era muy amigo de los médicos y estudiantes de medicina. Lo conocí de lejos, lo mirada con cierto temor, pero mi hermana le hablaba con afecto. Todos lo querían. Nunca crucé palabra con él. n día mi hermana me comunicó que había muerto, escribí El legendario Lobo que publicaron los estudiantes de medicina y mi hermana mayor, un librito breve, que más adelante inserté en mi siguiente libro.

5) Dulce naranja dulce luna (Arteidea Editores, Lima – 2001) sigue recibiendo diversos comentarios en el Perú y extranjero, debe ser por el compromiso identitario que me envuelve con los pueblos que me formaron en la cultura occidental, aimara y quechua. El legendario Lobo volví a incluir en este libro.

En Dulce naranja dulce luna hablo de los seres desarraigados, de los procesos de migración permanente y el centro. Los personajes de mis libros son los mismos que abordo en toda mi poética. Una cosa es vivir en la periferia y otra en el centro. Muchos provincianos se van al centro y regresan con los mismos problemas a sus pueblos y comunidades, algunos campesinos muy cambiados, como mistis, surgió una alienación tremenda. Particularmente soy la misma en todos los lugares que camino, con los años que tengo soy consciente de las rutas que recorro y respeto ese centro, recién se está abriendo una apertura distinta.

6) Qantati deshojando margaritas (Arteidea Editores Lima / 2006) El espacio de este libro tiene una connotación fuerte en mi vida, de niña estudié un año en la tierra que pasó temporadas el poeta Carlos Oquendo de Amat. Allí nacieron mi padre, su hermano, viejos luchadores de izquierda, abogados y defensores de los pueblos aimaras. Y muchos años después estuve en Ayacucho, viví la violencia de ambos lados, la muerte de muchos jóvenes inocentes, la desaparición de poblados campesinos.

 En el pueblo de mi padre Huancané me contaron sobre la muerte de cientos de perros en manos de los uniformados que corrían por las calles con las cabezas de los canes, amenazantes que si el pueblo se metía con el terrorismo esa sería su muerte.  En este libro escribí también el poema Muchos años después Accomarca, el 14 de agosto de 1985 mataron en una choza a 69 campesinos entre ellos 23 niños.

7) No digas que no sé atrapar el viento (Arteidea Editores Lima / 2011). El título de este libro corresponde a un verso de una poeta chilena por la que siento mucha admiración María Cristina Larco Briceño, con el permiso de la poeta puse el título. El recuerdo de los estudios universitarios. Por decisión propia me confiné a vivir en una sola habitación, poblé nuevos estantes de libros en la casa paterna; cuento desde la muerte la penosa caída que tuve 15 metros abajo de una catarata arequipeña, fui con mis estudiantes de la Escuela Nacional de Arte Carlos Baca Flor con quienes me llevé magníficamente, les hablé mucho de literatura, les exigía que lean poesía, narrativa además libros de imagen visual que los ayudara teóricamente. Hicimos varias exposiciones de poesía ilustrada local, regional, nacional en la Alianza Francesa de Arequipa y otras instituciones. Nunca fui una profesora pasiva. Mi vida fue una constante motivación entre los jóvenes estudiantes y hubo resultado.

8) Desde la montaña grito tu nombre (Lluvia Editores /Lima, 2013). Estuve invitada a chile el 2011 para dar una conferencia sobre Gabriela Mistral, exactamente en Vicuña. Fue un hermanamiento de dos Premios Nobel de Literatura, Gabriela Mistral de Chile y Juan Ramón Jiménez de España. Me había comprometido año anterior y tenía los pasajes pagados por los organizadores bajo la conducción del queridísimo poeta Benjamín León. En ese momento antes del viaje mi madre de 96 años se puso grave en el hospital, cuidados intensivos.  Varios hermanos estaban a su lado. Escribí a Chile y les dije que no viajaría por el estado de salud de mi madre. Una amiga escritora me contestó y dijo que mi madre cumplió un ciclo de vida, que me acerque a ella y le diga mentalmente “perdóname, pero tengo que viajar, de ti aprendí la poesía, gozabas de la poesía de Mistral, debo dar una conferencia de la poeta que me leías desde niña. No te vayas, debes esperarme”. Le dije en silencio dándole un beso en la frente. En Vicuña andaba todos los días con mi pequeña computadora para preguntar por mi madre y todos los escritores estaban pendientes. Una noche nos llevaron a la montaña de Mamalluca (12 de la noche) en bus, ese mirador turístico es el más bello que vi en mi vida, una maravilla. Nos enseñaron el paraíso celeste, no había un lugarcito sin estrellas, además los guías nos leían las estrellas, una felicidad absoluta de un mundo brillante. En esa altura dije quedamente “escribiré un libro Desde la Montaña Grito tu Nombre, dedicado a ti madre y a todos los desaparecidos en tiempos de violencia”. Cuando regresé a Arequipa luego de ocho días, la enfermera en casa me dijo desde un segundo piso “señora Gloria su mamá mejoró en un rato la traen del hospital” corrí a ducharme, a cambiarme, feliz. Subí al segundo piso, un frío de mis hermanas acampaba, y llegó mi madre en ambulancia. Le di un beso en la frente y dije en silencio “gracias por esperarme”. A las dos horas gritaron que se ponía mal, buscaban médico, y murió mi madre. Pensé mucho para escribir el libro, duró dos años, fue nominado al Premio Luces del diario “El Comercio” de Lima entre cinco autores, tan solo la nominación para mí fue una alegría por mi madre.

9) Amtasiña  (Editado por la Universidad Nacional del Altiplano / Puno 2013) recoge varios momentos de mi vida. También nominado entre los mejores libros del país. En la poética siempre estará la altiplanía puneña quechua y aimara. No soy nativa porque mis padres fueron profesionales de la clase media, con un trabajo ejemplar en lugares alejados. Mi padre es todo para mí, su lucha por su pueblo aimara, su amistad con Gamaliel Churata, Efraín Miranda Luján y toda esa generación de escritores y artistas de su tiempo. Además, en Amtasiña (recordándonos en aimara) hay una parte donde converso poéticamente con personajes que conocí en Puerto Rico. El libro tuvo poca circulación porque fue editado por la Universidad, me dieron 100 ejemplares. Igual, quedo agradecida por la edición, especialmente con José Luis Velásquez Garambel. Tengo solamente un ejemplar en el momento.

10) Mariposa Blanca, Mariposa Negra  (Ediciones Conde de Lemos / Arequipa, 2017) Son las experiencias vividas en la Escuela Nacional de Arte Carlos Baca Flor y otras historias. Además, allí pongo un poema a una luchadora social de la Revolución del 1923 en Huancané. Los campesinos se levantaron porque los mistis abusaban de ellos, tenían que trabajar en sus haciendas, no podían tener tierra propia. Ellos quisieron hacer su propia revolución desde Huancho Lima y otras comunidades de Moho. En el libro Ande/El kollao de Alejandro Peralta publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú con el acucioso prólogo del escritor Luis Fernando Chueca, en el segundo libro El Kollao encuentro un poema El Indio Pako, quedo sorprendida, porque conocí personalmente a Mariano Pako. Era un campesino de Huancho Lima, Julio Mendoza Díaz tomaba su camioneta y me llevaba a su comunidad, me decía que fue presidente general de la revolución del 23. Yo estudiaba colegio, miré a Mariano Pako, era un aimara inmenso, lucía un precioso poncho rojo, tenía sellos de la revolución. Mi padre me contó la historia de una campesina Rita Puma, una bella cholita aimara de Moho, que formó parte de su ejército, reunía a los campesinos, arengaba, una especie de Bartolina Sisa de Bolivia, de Micaela Bastidas. La descubrieron y la mataron. Una historia inédita. Recuerdo que antes de morir mi padre, José Luis Ayala viajó a Huancané para hacerle largas entrevistas, su propósito era escribir un libro, pero le dio un paro cardiaco y murió casi en los brazos de JLA. Con Ayala organizamos su entierro que duró todo un día, en el recorrido por las calles el féretro fue detenido en instituciones socioculturales aparecieron extrañas banderas rojas flameando su pesar por la ausencia de un líder indiscutible de Puno en las calles huancaneñas, la iglesia cerró sus puertas.

11) Un otoño azul  (Cuervo Editores – Arequipa, 2017) compilado de poesía de diez años trabajo en la Alianza francesa como promotora cultural (poesía, narrativa, testimonio, ensayo, notas periodísticas)  Arequipa, 2017 Trabajé 10 años como promotora cultural creando MARTES LITERARIO en la Alianza Francesa de Arequipa. Invité a escritores de todas las generaciones, me detuve a poner atención en los jóvenes. Debates confrontacionales entre distintas generaciones, medí el tiempo de cada participante para que todos tengan el mismo acceso. Además, invitamos a teatristas, pintores, músicos. Los invitados fueron locales, regionales, nacionales, internacionales. Viajaron los de afuera con sus propios peculios por ser conocidos míos. Para que esta actividad no quede en el olvido publicamos con la Alianza Francesa una selección como de 100 autores bajo mi dirección.

12) Biografía de los Marginales. Edición en los Talleres Summa, dirigida por el poeta Harold Alva en el FIP PRIMAVERA POÉTICA – 2018.  Es una breve selección de poesía. El libro tiene una buena diagramación, es una edición cuidada, teniendo en cuenta que los poetas publicados que venimos a ser los homenajeados, no pasamos de 7 es por cuenta propia del editor y no de nosotros. El editor imprime su emoción social y cultural al publicar a los poetas de Summa.

13) Mi abuela, mi patria   (Ediciones Ventana Abierta / Arteiedea Editores / 2018) En Lima empecé a pensar en mi abuela olvidada por casi todos, los hermanos mayores Elisbán, Jaime, Alcira partieron antes de tiempo, queda Mercedes la segunda, de los mayores, y Aníbal menor que yo; los menores no la conocieron. Quedo con el recuerdo de sus famosas muñequitas de trapo que ella las confeccionaba para mí, entonces dije mi abuela fue mi primera artista. Mi madre era hija única y no se preocupó en la soledad de Gume en Juliaca, yo tenía como seis años cuando murió. Estaba en la Escuelita rural donde trabajaba mi madre cuando llegó la noticia de su muerte. Lloré junto a la tierra al borde del río que circundaba la escuelita. En esas circunstancias nos fuimos al pueblo aimara de mi padre que nos recibió con ese gesto muy suyo, mi tata, mi héroe. Ellos se fueron de la vida, y estoy para poder repetir sus nombres con afecto. En la cultura andina se tiene mucho respeto por los padres, por los padres de los padres. Este librito es bilingüe en aimara traducido por el poeta Sabino Maquera. Cuando el libro estaba editado conversando con mi hermano Aníbal tenía muchos otros recuerdos de la abuelita Gumercinda. Fue la poeta Eliana Vásquez Colichón que se encargó de la edición, sin ella el libro no estaría publicado.

Mi lugar favorito es el altiplano, donde estoy sueño con el lago, las balsas, las tradiciones culturales quechuas y aimaras: Poesía/ no sé cómo llegué/ a tu espacio/ caminé mucho/ besando la brisa/ los campos verdes/ la dulce arena/ del inmenso lago/ hasta que llegué/ bañada/ en increíbles sueños/ me esperaba/ tu boca hermética/ tus manos/ tomaron las mías/ y juntas/ danzamos en silencio

Mi lectura es variada, no hay una preferencia específicamente por un autor y me interesa la poesía de todos los tiempos. Me importa la poesía actual -pero no toda- que trascienda lo individual o puramente subjetivo. De alguna manera pienso que mis lecturas van en el sentido de acentuar y ampliar una tradición poética peruana que pasa retrospectivamente por las generaciones del 60 y 50, continúa con el indigenismo poético de los años 20 y 30; también en el momento me concierne la poesía oral, quechua y aimara y por extensión la literatura andina, antigua y moderna. Me siento una poeta identitaria.

14) Amusa (Editorial SUMMA, Lima Perú 2021) Es el último libro que me publicó Harold Alva con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Municipalidad Provincial de Lima. Un libro que recoge experiencias vividas en estos tiempos de pandemia, más un homenaje a la poeta chilena Gabriela Mistral. Quedo muy agradecida a Harold Alva por todo el apoyo que me dio desde el inicio de mi llegada a esta ciudad.

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