Nos ha dejado un acendrado puneñista; uno que entregó generosamente sus dotes creativos y su trabajo intelectual a la divulgación y exaltación de los valores que presentan las dimensiones humanas, históricas y espaciales de la región de Puno.
Muchos estudiosos de la realidad literaria del sur peruano, especialmente en el rubro de la narrativa, los que acometieron la tarea de levantar sus antecedentes biográficos, así como la mayoría de los que comentaban sus obras conforme ellas se iban publicando, lo tenían como escritor natural de Puno. En realidad nació en Lima, pero su infancia, primeros estudios y primeras inquietudes literarias tuvieron lugar en la región de Apurímac, tierra de su ascendencia familiar abanquina, en línea materna.
Ello sin embargo, llegado a Puno, concretamente a Nuñoa como profesor en literatura -donde desposó a doña Amalia Cáceres, compañera de toda su vida- su vocación literaria y trabajo intelectual se materializó y fructificó procesalmente en Puno, en donde produjo alrededor de veintidós obras escritas en novela, poesía y cuentos, con algunas de los cuales obtuvo distinciones y galardones, en diversos concursos y eventos similares.
A la par que cumplía con esmero su labor académica en la Universidad Nacional del Altiplano, donde ganó el reconocimiento de miles de sus alumnos, Padilla se dio tiempo para participar en entidades de corte musical y coreográfico de la ciudad capital. Fruto de esta inquietud son las letras de varios huayños pandilleros que dejó registradas con su nombre.
Hace poco, premonitoriamente dijo tomando como… a la bahía de Puno: “Esta es la hermosa bahía donde desposé una mujer y engendré algunos hijos y muchos libros. Aquí terminé de asumir con responsabilidad una ideología y los principios morales que guían mi actividad académica y social. Aquí maduró inquebrantable mi vocación de escritor. En la bahía están mi casa, mi familia, mis amigos y mis hermanos escritores con quienes paso los mejores momentos de mi existencia. […] Aquí, en las playas de este mar esplendoroso, se enraizó mi corazón para siempre. Aquí quiero que descansen mis restos cuando me embarque en la nave sideral que surca los cielos rumbo al más allá…”
Feliciano Padilla, será siempre un destacado integrante de la comunidad intelectual puneña. En ALTIPLANIA estará siempre presente.
Lima, 8 de enero 2022